“Siempre tuve la ilusión de volver a mi tierra como poeta”
Luis Carlos de Torres Segovia es jiennense de nacimiento y murciano de adopción, tierra donde ejerce su profesión, la de médico. Comparte esta labor con su afición, la de poeta. Autor de tres libros, el próximo 15 de enero protagonizará un acto literario en La Económica, para reencontrarse con sus paisanos
—Hace más de treinta años que salió de la tierra que lo vio nacer y ahora, décadas después, se reencontrará con su gente como “poeta de Jaén”. ¿Qué siente?
—Siempre mantuve en mi pensamiento la ilusión de volver a mi tierra como poeta y, ahora, ese sueño se hará realidad. El 15 de enero, en la sede de La Económica, presentaré a mi gente, a mis paisanos, una trayectoria que comencé ahora hace quince años, cuando descubrí que, además de ser médico, tenía facilidad para escribir, lo que se ha traducido en tres libros publicados, todos ellos de poesía. Para mí es un gran orgullo reencontrarme con mi familia y con mis amigos como poeta. ¡No se lo van a creer! ¡En mi época de juventud era todo lo contrario a lo que se puede conocer como poeta! (risas).
—-Su primera publicación fue Ansias de Vivir, un obra poética llena de sentimientos, expresiones intimistas y, sobre todo, sinceras. ¿Qué supuso para usted?
—Fue todo un espaldarazo para mí. Ni en mis mejores sueños hubiese soñado que algún día publicaría un libro de poesía. Este libro retrata los sentimientos de vida, hacia cualquier situación de la vida. Normalmente suelo ser crítico con la sociedad, aunque sin llegar a ser ácido. Crítico con nosotros mismos. Lo que pretendo es construir, concienciar sobre todos los problemas sociales que vivimos. Eso es lo que más me preocupa. Aunque escribo poemas de todo tipo, porque el último ha sido sobre lo que significa para mí la amistad.
—¿Y cuál es para usted el significado de la amistad?
—Pues como dice mi poema: “La amistad es dar sin recibir, estar sin molestar. Secretos para guardar, y ser los primeros en ir. Es un hombro para una sien, un consejo para aportar, pensando siempre en el bien y pueda sumar sin restar… Una mirada cómplice, una llamada esperada, un abrazo que estremece y al amigo enriquece...”.
—De un libro de sentimientos a una obra dedicada a la cultura del toro, Recital Poético Taurino.
—Sí, constituye el segundo eslabón de mi poesía. En Recital Poético Taurino recojo, primero, lo que siento por el toro, que para mí es el animal más bello de la tierra. Por otro lado, hay poemas dedicados a José Tomás, al maletilla. Hay un poema muy enternecedor a la figura del niño que pide a su madre que le deje ser torero.
—¿Quién le transmitió esa afición? ¿Qué opina de los antitaurinos?
—Esa afición me la transmitió mi padre. Era médico en la plaza de toros de Jaén. Él me llevaba a los sorteos que había en la plaza. Además tengo una anécdota muy graciosa, y es que el día de la cogida de Manolete en Linares, yo estaba entre el público. Ese día, mi madre, mi hermano Francisco y yo, que tenía solo un mes y un día, acompañamos a mi padre que estaba de médico adjunto en la plaza. De alguna manera todo el ambiente que viví creó en mí esa afición, y sobre todo lo que me suena a mi tierra, Andalucía. Yo, que soy un emigrante, cuando salí de mi tierra me la eché en las espaldas como una mochila. Y en cuanto a los antitaurinos los respeto profundamente.
—Luis Carlos de Torres es, también, una persona solidaria, altruista. Fe de ello es que, cuando conoció el terrible terremoto que azotó Lorca hace unos años, se lanzó a publicar un libro para recaudar fondos para los necesitados.
—Sí, así surgió mi libro Solidario. Antes de que ocurriese la tragedia, yo tenía poemas escritos relacionados con la solidaridad, por lo que cedí los derechos Cáritas, que hizo mil ejemplares. Se consiguieron doce mil euros, que fueron íntegramente destinados para los damnificados de Lorca.
—Dice que el día que se marchó de Andalucía se la echó en las espaldas. ¿Está presente su tierra en su faceta poética?
—Claro. En los tres libros está presente lo que pienso yo que es Andalucía. Que no es el “ozú” y “mi arma”. Andalucía es algo mucho más profundo, y así lo siento y lo llevo. Y así le he cantado al andaluz, a Andalucía y a la mujer andaluza.
—¿Recuerda su primer poema?
—Sí (risas). Cuando teníamos siete u ocho años, aquí, en Jaén decíamos: “Por las faldas del castillo a esperar la primavera, con los pies llenos de ampollas suben cuatro gili.. (risas)”. Eso fue con nueve años. A partir de ahí dejé la poesía, porque vi que no era lo mío y, luego, el primer poema de la etapa adulta, sinceramente, no me acuerdo. Ese es un gran fallo, no tengo memoria. Sería incapaz, por ejemplo, de recitar de memoria.
—¿Cómo describiría su poesía? ¿Algún escritor referente?
—Es una poesía sencilla. No me ando por las ramas ni busco frases muy bonitas. Voy directamente al mensaje. Generalmente tiene una métrica y un ritmo establecidos. No es una poesía contemporánea. Por otro lado, hay una cosa que me da coraje. Y es que cuando participo en tertulias literarias, a veces hay algún compañero que dice: “Este poema es horroroso”. Y eso me da rabia. Un poema, desde que sale de la pluma de un escritor, es tan respetable como cualquier otro. Personalmente me gustan los clásicos, como García Lorca.
—¿Qué le va a decir al público de Jaén en su reencuentro el próximo 15 de enero en La Económica?
—Ese día será duro. No sé si voy a tener agallas suficientes. Será un encuentro con mi ciudad, con mi gente, con las calles por las que correteaba. Será una jornada emocionante.
—Siempre mantuve en mi pensamiento la ilusión de volver a mi tierra como poeta y, ahora, ese sueño se hará realidad. El 15 de enero, en la sede de La Económica, presentaré a mi gente, a mis paisanos, una trayectoria que comencé ahora hace quince años, cuando descubrí que, además de ser médico, tenía facilidad para escribir, lo que se ha traducido en tres libros publicados, todos ellos de poesía. Para mí es un gran orgullo reencontrarme con mi familia y con mis amigos como poeta. ¡No se lo van a creer! ¡En mi época de juventud era todo lo contrario a lo que se puede conocer como poeta! (risas).
—Fue todo un espaldarazo para mí. Ni en mis mejores sueños hubiese soñado que algún día publicaría un libro de poesía. Este libro retrata los sentimientos de vida, hacia cualquier situación de la vida. Normalmente suelo ser crítico con la sociedad, aunque sin llegar a ser ácido. Crítico con nosotros mismos. Lo que pretendo es construir, concienciar sobre todos los problemas sociales que vivimos. Eso es lo que más me preocupa. Aunque escribo poemas de todo tipo, porque el último ha sido sobre lo que significa para mí la amistad.
—Pues como dice mi poema: “La amistad es dar sin recibir, estar sin molestar. Secretos para guardar, y ser los primeros en ir. Es un hombro para una sien, un consejo para aportar, pensando siempre en el bien y pueda sumar sin restar… Una mirada cómplice, una llamada esperada, un abrazo que estremece y al amigo enriquece...”.
—Sí, constituye el segundo eslabón de mi poesía. En Recital Poético Taurino recojo, primero, lo que siento por el toro, que para mí es el animal más bello de la tierra. Por otro lado, hay poemas dedicados a José Tomás, al maletilla. Hay un poema muy enternecedor a la figura del niño que pide a su madre que le deje ser torero.
—Esa afición me la transmitió mi padre. Era médico en la plaza de toros de Jaén. Él me llevaba a los sorteos que había en la plaza. Además tengo una anécdota muy graciosa, y es que el día de la cogida de Manolete en Linares, yo estaba entre el público. Ese día, mi madre, mi hermano Francisco y yo, que tenía solo un mes y un día, acompañamos a mi padre que estaba de médico adjunto en la plaza. De alguna manera todo el ambiente que viví creó en mí esa afición, y sobre todo lo que me suena a mi tierra, Andalucía. Yo, que soy un emigrante, cuando salí de mi tierra me la eché en las espaldas como una mochila. Y en cuanto a los antitaurinos los respeto profundamente.
—Sí, así surgió mi libro Solidario. Antes de que ocurriese la tragedia, yo tenía poemas escritos relacionados con la solidaridad, por lo que cedí los derechos Cáritas, que hizo mil ejemplares. Se consiguieron doce mil euros, que fueron íntegramente destinados para los damnificados de Lorca.
—Claro. En los tres libros está presente lo que pienso yo que es Andalucía. Que no es el “ozú” y “mi arma”. Andalucía es algo mucho más profundo, y así lo siento y lo llevo. Y así le he cantado al andaluz, a Andalucía y a la mujer andaluza.
—Sí (risas). Cuando teníamos siete u ocho años, aquí, en Jaén decíamos: “Por las faldas del castillo a esperar la primavera, con los pies llenos de ampollas suben cuatro gili.. (risas)”. Eso fue con nueve años. A partir de ahí dejé la poesía, porque vi que no era lo mío y, luego, el primer poema de la etapa adulta, sinceramente, no me acuerdo. Ese es un gran fallo, no tengo memoria. Sería incapaz, por ejemplo, de recitar de memoria.
—Es una poesía sencilla. No me ando por las ramas ni busco frases muy bonitas. Voy directamente al mensaje. Generalmente tiene una métrica y un ritmo establecidos. No es una poesía contemporánea. Por otro lado, hay una cosa que me da coraje. Y es que cuando participo en tertulias literarias, a veces hay algún compañero que dice: “Este poema es horroroso”. Y eso me da rabia. Un poema, desde que sale de la pluma de un escritor, es tan respetable como cualquier otro. Personalmente me gustan los clásicos, como García Lorca.
—Ese día será duro. No sé si voy a tener agallas suficientes. Será un encuentro con mi ciudad, con mi gente, con las calles por las que correteaba. Será una jornada emocionante.