Si yo fuera sindicalista
Juana González Cerezo
A esta huelga general del 29-M no se llega como último recurso, después de agotar todos los medios o como solución extrema e inevitable. Que no nos engañen. Es una convocatoria con premeditación, planeada desde que el PP ganó las elecciones (que no se olvide, que ahora parece que dieron un golpe de Estado o similar). Sí, es la crónica de una protesta anunciada, tanto que hasta a Rajoy se le escapó ante un colega europeo. Estaba cantada y punto. Pero, no solo no es la solución, sino que va a ahondar más en la herida de un país que sangra por los cuatro costados.
A esta huelga general del 29-M no se llega como último recurso, después de agotar todos los medios o como solución extrema e inevitable. Que no nos engañen. Es una convocatoria con premeditación, planeada desde que el PP ganó las elecciones (que no se olvide, que ahora parece que dieron un golpe de Estado o similar). Sí, es la crónica de una protesta anunciada, tanto que hasta a Rajoy se le escapó ante un colega europeo. Estaba cantada y punto. Pero, no solo no es la solución, sino que va a ahondar más en la herida de un país que sangra por los cuatro costados.
Una sangría social a la que no se ha llegado por culpa de la nueva reforma laboral, contra la que se pretende protestar y a la que ni siquiera le dan margen para funcionar y calibrar su efectividad. Estas prisas por movilizar al personal huelen mal. Las comparaciones son odiosas, pero en las seis huelgas generales que ha tenido la democracia, es la primera vez que se organiza contra un partido que apenas ha aterrizado en el Gobierno. ¿Qué se esconde detrás de esta inusitada celeridad? Fernández Toxo y el paisano Méndez lo confesaron en la rueda de prensa del viernes: la movilización no es por el fondo (por la reforma), es por las formas. Acabáramos. No es porque se destruyen todos los derechos del trabajador, se fomenta el despido libre o se padece una regresión social sin precedentes, sino porque no los han recibido en la Moncloa. Vamos, vamos, y para eso paralizar un país. Como una rabieta, solo que con el 29-M se perderán millones de euros. ¿Cuánto cuesta una huelga general?
Si yo fuera sindicalista, no dejaría de luchar contra esta reforma, como es obvio, tal y como se espera, en mi papel, pero con otras armas. ¿Cuáles? Que piensen ellos. Pero usar la huelga general tan alegremente no es bueno para nadie. Ni para la causa sindical. Aún más. Sea cual sea el seguimiento de la convocatoria, hay que ser ilusos para pensar que el PP va a dar marcha atrás. Eso lo saben los sindicatos y hasta los chinos. Demasiado daño para nada.
Blog Gota a Gota
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