Si yo fuera "el conseguidor"
Las madres lo saben todo. Y si la de Juan Lanzas le dijo a la Guardia Civil en el registro de la casa en Albanchez que su hijo tenía billetes como para asar una vaca, hay que creerla como si fuera secreto de confesión. Con semejante afirmación ya debería bastarle a la jueza Alaya, que no pierda el tiempo investigando más, al menos en lo que concierne a este jiennense, el hijo menos predilecto. Que se centre en todos los demás delincuentes —presuntos, claro, claro— imputados de la trama de los ERE fraudulentos.
La mayor vergüenza ajena de la historia jamás contada. Y no será que hay pocos, chorizos de guante blanco, pero hasta el propio Bárcenas se queda a la altura de la zapatilla de ciertos personajes de la más baja estopa. (Con perdón para el dúo de Jose y David).
Ahora que se ha levantado el secreto de sumario habrá que ver las barbaridades que salen a la luz. Todo se andará. La capacidad de asombro dicen que no debe perderse jamás, pero en este asunto se han roto ya todos los esquemas morales, hasta la náusea. Si yo fuera Juan Lanzas seguiría con mi patética sonrisa puesta, como si estuviera por encima del bien y del mal. Total, por muy dura que sea la condena, la pasta gansa está a buen recaudo en algún pozo escondido o en el colchón de cualquier amigo, primo o demás familia. Tarde o temprano saldrá de prisión y a vivir la vida loca. Sin cargo de conciencia, ni peso moral alguno. Por eso no se le desdibuja ese gesto feliz del rostro, de su cara dura. La mueca de la desvergüenza más absoluta sin sombra de arrepentimiento. Al fin y al cabo tiene lo que quería.
Una que es de pueblo —un saludo para mis paisanos de Marmolejo—, que se siente jiennense, andaluza y española, tiene que hacer de tripas corazón para defender el buen nombre de esta tierra cuando sale más allá de Despeñaperros con escándalos como este. Sin palabras.
Juana González Cerezo
Blog Gota a Gota