Si yo fuera productor de aceite
Mareando que es gerundio. Es lo que le pasa al sello de calidad “Aceite de Jaén”, que avanza menos que la mortaja que Penélope tejía de día y destejía de noche esperando el regreso de Ulises durante veinte años. Y es que la campaña de recogida de aceituna avanza y la nueva marca no solo no está aprobada todavía, sino que es posible que acaben de ordeñarse los sesenta millones de olivos y todavía no esté lista. ¡Y aquí nadie se despeina!
La historia es que Europa echó por tierra en 2009 “Campiñas de Jaén”, un sello de calidad que pretendía agrupar prácticamente toda la extensión olivarera de la provincia (salvo Cazorla, Segura y Mágina, que ya tienen su denominación de origen propia) y para salvar ese varapalo de Bruselas, se planteó la alternativa de “Aceite de Jaén”, que englobaría a toda, toda, la provincia bajo la fórmula de Indicación Geográfica Protegida. ¿Pero qué pasa ahora? ¡Hay que ponerse las pilas que vienen los chinos! Esta semana conocíamos la noticia de que ya han copiado el jamón de pata negra y lo hacen, encima, de gran calidad. Cuando sean capaces de producir virgen extra estamos perdidos. Entonces no servirá el llanto de siempre.
Y aquí, en la inopia, andamos en el estéril debate de quítate tú que me pongo yo y viceversa, mientras el tiempo pasa y, encima, la PAC desastrosa juega en contra de los intereses del sector. El delegado de Agricultura Roque Lara tenía que ponerles a todos las pilas, en lugar de manifestar tibiamente que “es optimista” ¡y espera que el reglamento esté para marzo o abril del año que viene! ¿Con las autonómicas por medio? ¿Y Clara Aguilera, cómo no se indigna y pone firme a quien tenga que poner? Como no demos el golpe en la mesa nosotros, lo dan los chinos, que se ve venir.
Vamos a espabilarnos señores, que nos comen con patatas y no las vemos venir. Hay que aprovechar cada segundo, que para algo somos la provincia del mundo con más olivos. Y ayer fue el Día Mundial del Olivo, por cierto... ¿Felicidades?
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