Si yo fuera presidente del BCE
No es por echarle la culpa a los banqueros, que también, pero la dejación de funciones del Banco Central Europeo clama al cielo. Lo peor es que la crisis no es solo financiera, que también, sino doméstica al cien por cien. No es que la llegada del euro fuese un bofetón para la economía de las familias, que también, es que ahora hay que defender a la moneda única porque por mala que parezca, puede ser peor. Dejando ya los juegos de palabras, volver a la peseta sería una catástrofe, un retroceso de tal calibre que el país tardaría décadas y décadas en recuperarse.
La devaluación inmediata e inevitable provocaría que los planes de pensiones, por poner un ejemplo, perdieran el 40 por ciento de su valor, por no hablar del saldo de las cartillas de ahorro o las acciones en bolsa. ¿Volver a la peseta? Solo si volvemos atrás todos unidos, igual que llegamos al euro, después de tres años de esfuerzos. Cambiar de la noche a la mañana, y por la puerta de atrás, jamás. Ese es el gran peligro que ahora planea sobre Grecia, con una prima de riesgo —ese indicador que tan bien conocen ya hasta los niños de colegio—, por encima de los 2.700. Una muy gráfica forma de ver su situación al borde del precipicio y, sobre todo, que el problema de España no es comparable con ese país ni por asomo. Así que, de corralito, señores, nada de nada.
Aunque haya que contradecir a todo un Premio Nobel de Economía y Premio Príncipe de Asturias, Paul Krugman, y no es por darle la razón al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, la verdad es que ese fantasma no tiene justificación real ni técnica en la España actual. Igual que aquí no van a venir a rescatarnos, con el peso específico del país es imposible, pero sí que debemos rescatarnos nosotros solos por la cuenta que nos trae.
Si yo fuera presidente del Banco Central Europeo daría clases aceleradas de europeísmo porque parece que es el primero que no lucha por esa unión que nació con la moneda única, el sufrido euro que ahora le está viendo las orejas al lobo en territorio griego y sobre el que el inglés Cameron se atreve a dar lecciones. Ellos que jamás creyeron no lo van a ayudar ahora.
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