Si yo fuera pensionista...

“Si algo no tocaré, serán las pensiones, porque es el más indefenso y no tiene una segunda oportunidad”, Mariano Rajoy dijo. Si Zapatero se pasó por el arco del triunfo la ley en vigor de actualización automática de las pensiones en 2011, qué no iba a hacer Rajoy ahora que Bruselas otorga licencia para matar. Pues ídem. La ministra de Empleo, perdón por la broma, Fátima Báñez, anunció que el Gobierno no pagará la desviación de la inflación de 2012. A tomar viento leyes, promesas y duras realidades. Pero, claro, no cabe otra. Estamos vigilados y pidiendo perdón por las esquinas porque fuimos una nación díscola, alegre y ahora las copas, guapa, se pagan en la barra. Sí, por lo visto, los jubilados también estaban de parranda, ya se sabe que menos de 1.000 euros dan para mucho bien administrados. La austeridad que, según el presidente, iba a dejar tranquilos a los pensionistas no hace distingos y se lleva por delante la única línea que Rajoy no quería traspasar. Todo por la patria no, todo por la pasta. Los pensionistas perderán así también poder adquisitivo. Ahora que lo de volver a casa por Navidad es para quedarse; ahora que el táper materno es pan nuestro de cada día; ahora que donde caben dos, caben seis... Pues ahora, a los que se recurre cuando no hay dónde llamar, a ellos también se les recorta. Sutil manera de agradecer los servicios prestados. Contrasta en este seguidismo de las recetas europeas que, sin embargo, las exigencias de eliminar duplicidades de organismos públicos y quitar privilegios no estén en la agenda inmediata de nuestros líderes. Ahora que la OCDE insta a abaratar el despido, un poquito más, es una lástima no realizar un Expediente de Regulación de Empleo masivo en la política española. A modo de sugerencia, incluiría a todos los que han participado en la comisión de los ERE en Andalucía. Para ser la primera se han lucido.

En Twitter: @JMSerranoAlba