Si yo fuera Mar Moreno

La paz arrebatada podría ser el título de su próximo libro. Seguro que lo ha pensado. Mar Moreno ya la ha recuperado, felizmente, después de un año de calvario desde que el Supremo decidiera meterla en el mismo saco que a sus compañeros de partido Zarrías, Chaves y Griñán, que sí se mantienen en el procedimiento abierto en el alto tribunal por indicios de prevaricación administrativa.

28 jun 2015 / 08:41 H.


El tiempo y la Justicia acaban poniendo las cosas en su lugar, aunque, a menudo, no compense el infierno y la travesía en el desierto que supone esperar a que sus señorías se pronuncien. Una mujer válida, competente, brillante y trabajadora, que es capaz de madrugar para coger el tren “patatero” de las seis de la mañana en la estación de Jaén para viajar a Madrid, sin utilizar chofer ni Ave como otros y otras, se encuentra ahora en el muy honorable Senado, mientras su tierra necesita “rara avis” como ella para intentar levantar cabeza. Porque Mar Moreno, María del Mar de toda la vida, es de ese tipo de personas que tanta falta hacen en la política, que la dignifican allá por donde pasan. Desde su cargo como delegada del Gobierno de la Junta en Jaén, hasta el salto a Sevilla con carteras de peso como Obras Públicas, Presidencia o Educación y, ahora, en Madrid. Discreta hasta la enésima potencia, no es de extrañar que sobre sus colegas de partido que sí siguen en el procedimiento del Supremo, pida para ellos prudencia, ya que cree que “se mantiene intacta su presunción de inocencia”. Sí, sí, vamos a aceptar pulpo como animal de compañía. Igual de inocentes que el también paisano Juan Lanzas, que —presuntamente, digamos— guardaba en su casa de Albanchez dinero para asar una vaca. Así no sorprende que el juez Barreiro cifre en 855 millones de euros la cantidad presupuestada para los 77 ERE entre los años 2000 y 2010.
Si yo fuera Mar Moreno regresaría por pleno derecho a la Junta, de donde nunca debieron dejarme ir, liberada ya de falsas sospechas e intrigas palaciegas. Y como presidenta, claro.