Si yo fuera José Ignacio Wert

Al ministro de Educación se le acumulan los fuegos. Su personalidad bipolar entre el tertuliano culto, mordaz y elocuente y el ministro distante de la realidad que antes enjuiciaba lo lleva a echar combustible a conatos que debería controlar. Y no está la gasolina para gastarla en juegos fatuos.

    21 oct 2012 / 09:35 H.

    Si la industria de la Cultura la noqueó con un IVA imposible, en Educación no deja títere con cabeza. El ministro peor valorado del Gobierno encuentra y señala “enemigos” a cualquiera que discuta su política. Encaja mal la crítica, aquí prevalece el ministro sobre el tertuliano. No puede llamar radicales a unos padres que protestan por el empeoramiento objetivo de la enseñanza española. Más alumnos en las clases, menos profesores, menos dinero, menos becas y menos ayudas a libros y transporte dibujan una foto fija que el ministro se empeña en edulcorar con eufemismos y argumentos que no se sostienen. Sería más honesto decir que esto es, tristemente, lo que hay. No frenaría manifestación alguna, pero, al menos, no la enconaría. Porque ese es un problema que debería cuidar. A él que impartió Teoría de la Comunicación le fallan resortes fundamentales para empatizar con una ciudadanía que está harta de lecciones magistrales. Y el de la Educación es un problema capital en un país que va por su sexta o séptima ley específica y que, sin embargo, no prospera en los índices que califican el sistema. Nuestro bipartidismo, asistido por el falso acreedor nacionalista de turno, es incapaz de dotar a nuestra enseñanza de un modelo sensato y que perdure en el tiempo. Ahora, además, mermado por unos recortes que dañan hoy y empobrecerán mañana. Esto es lo importante y por eso docentes, alumnos y padres salen a la calle para defender una enseñanza pública que mantenga su esencia. Lo otro, sus salidas de tono o de verbo, si se prefiere, no son relevantes por más que se aprovechen por endiosados presidentes autonómicos que como el calamar utilizan la tinta para huir hacia adelante. Pero esa fogata ya tiene quien le da interesada candela para demonizar a esta España asimétrica deudora de no se sabe ya qué.