Si yo fuera Forrest Gump

La madre de Forrest Gump le decía a su hijo: “Tonto es el que dice tonterías”. Y todos sabemos que él no era el tonto. Si los productores de la memorable película buscasen hoy exteriores por el mundo para rodar una segunda parte, tendrían el plató perfecto para la famosa escena en cualquier parada del tranvía de la capital. En alguna de las diez que hay huérfanas a la espera de que algún día pasen las máquinas por los raíles, el protagonista aparecería sentado en una imagen perfecta, preguntándole a alguien del PSOE o del PP quién tiene la culpa de que no pase el tranvía.

30 nov 2014 / 09:49 H.


Por lo pronto, la Cámara de Cuentas va a revisar “el desarrollo, mantenimiento y gestión” del tranvía de Jaén, igual que analizará los de Vélez-Málaga, Zaragoza o el de Parla, en el que hay indicios de delito. Esa fue la noticia. A la que los socialistas replicaron que el PP está “instrumentalizando” esta institución para demonizar el tranvía. Sí, pero no le han pedido al organismo que rectifique en 72 horas y rechace la investigación. Porque es su trabajo, igual que fiscaliza las universidades, igual que un periodista hace el suyo.
Cuestión evidente y sangrante es, desde luego, la utilización electoral que se hace de esta infraestructura, por parte de todos, todos, los grupos políticos, porque no se puede estar callado después de gastar más de 120 millones de euros de dinero público, veinte mil millones de las antiguas pesetas, en un proyecto que ahora duerme el sueño de los justos. El tranvía no circulará, pero da mucho juego. Así ha sido siempre, desde que el sistema tranviario no era más que un embrión allá por las municipales de 2007, como después fue la estrella en las de 2011 y así seguirá siendo. Más aún, a escaso medio año de las próximas, el cuarto domingo de mayo de 2015.
La película ha cumplido en este 2014 veinte años y está tan fresca. Si yo fuera Forrest Gump seguiría las sabias palabras de mi madre. Aunque, a veces, es inevitable equivocarse. Nadie es perfecto. Ni periodistas, claro. Lo malo es que “cuando un tonto coge una linde, se acaba la linde y sigue el tonto”.