Si yo fuera Emilio Botín

Botín está indignado. ¿Qué le pasa al empresario más influyente de España? El ejecutivo más valorado, el pope de las finanzas, el asesor de cabecera de Gobiernos, el amo del cotarro... pues que está nervioso y mosca con los políticos.

    05 feb 2012 / 11:07 H.

    Como un mortal cualquiera se ofusca y les culpa, sin mesura, de la crisis. Y es que el hombre de rojo lleva razón, se mire por donde se mire. Emilio Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos hace su trabajo y ofrece dividendos a sus accionistas desde que entró por la puerta del banco. Es una sana costumbre familiar. Si se apellida botín, de casta le viene al galgo. Este último año ganó un poco menos —el beneficio neto del Santander cayó un 35% y sólo obtuvo 5.351 milloncejos— y mete bulla a los políticos para que reformen el sistema financiero y pueda ganar más cuanto antes. Es simple, incluso para los profanos en estas lides. Antes de que el Gobierno anunciara la provisión de fondos para cubrir la inversión inmobiliaria él —como mi abuela y su “por lo que pueda pasar”— ya había llenado su botella de dos litros de Coca Cola hasta arriba de dos euros. Bueno, él lo llamará contingencia y apartó algo más, unos 1.670 millones de euros. Ahora, este viernes, el Gobierno subió el listón de lo que tienen que “apartar” los bancos y él saca pecho, músculo financiero lo llaman, y envida y dice que sin problema. Es lo que tiene ser alto, guapo y bondadoso, porque, además, se hace querer y si en la enésima ronda de fusiones se tiene que quedar con más trozo de pastel bancario, no hay problema porque está por la labor de ganar más y más. A él las cuentas sí le salen y eso hay que reconocérselo. Cabría recordarle, no obstante, al bueno de Emilio que, entre otras cosas, ganó y mucho gracias a una economía de casino (Rubalcaba “dixit”) en la que ancha era Castilla. Al final, como al principio, lleva razón: la culpa la tienen los políticos que no acotaron la partida. Y es que si uno fuera Botín haría tres cuartas de lo mismo: aprovecharse de las reglas y de las lagunas de la partida. Lo de las cuentas opacas en Suiza, pues más de lo mismo. Pelillos a la mar. 

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