Si yo fuera Duran Lleida
Es un político con kilometraje, acostumbrado al matrimonio ideológico, de perfil y compostura estudiada y adicto al foco. Durante un tiempo se sintió futuro presidente de Cataluña cuando el pujolismo languidecía y ahora le tocaba navegar, como figurante, entre el argumentario independentista con su discurso fluctuante. “Porca miseria”. Él que tanto cuida su puesta en escena le toca gestionar una sentencia que le pilla con el pie cambiado y la palabra dada.
Unió Democràtica se financió irregularmente con subvenciones europeas para el desempleo y así ha quedado demostrado. Los culpables no irán a la cárcel en virtud de un pacto con la Fiscalía que, al menos, consigue que la formación política devuelva el dinero (389.000 euros). Cuando se destapó el caso Pallerols este líder eterno aseguró que había un intento de perjudicarle políticamente en su carrera sucesoria, esta semana, sin embargo, “pidió perdón y sintió vergüenza”. Pero el coro que le exige la dimisión aumenta y le recuerda que en el año 2000 mantuvo en una entrevista que si se demostraba que el partido se había financiado ilegalmente, dimitiría. El paso cambiado, otra vez. Y es que el “look” moderno y combinado de deportivas, pantalón vaquero y chaqueta podría llevar a engaño y hacernos creer que es un político moderno. Sensible a lo que demanda la sociedad. No, nada de nada. La cultura de la dimisión por vergüenza torera no es una aplicación que esté en el Ipad de su señoría. Nos reíamos de la recurrente conjura judeo-masónica de Franco, pero aquí cada uno saca su complot a paseo. Otra vez, el hombre que nunca tuvo una mancha en el traje y que se dejó fotografiar en su suite del Hotel Palace en Madrid, en un alarde de que la “austeridad” no está reñida con el buen gusto, sostiene que estorba en el pulso soberanista y lo quieren borrar del mapa. Otra víctima más... Entenderán que nos reservemos la última puya para el final. Usted que dijo ante su afición que el PER se gastaba en los bares ahora le llueven collejas porque ya sabemos en qué se gastaban ustedes las ayudas al desempleo. Golfistas sin swing.
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