Si yo fuera Dacian Ciolos

No hay vuelta de hoja: Es una cuestión de salud pública. Que se rellenen hasta el infinito los envases de aceite es la mayor guarrería del mundo mundial, diga lo que diga el señor comisario de Agricultura, que a pulso está haciendo bueno al malvado de Fischler que tantos desvelos nos produjo… Aquel austriaco que levantó como nunca a los olivareros en contra de la reforma de la OCM del aceite va a ser ahora un bendito comparado con Dacian Ciolos, incapaz de imponer el sentido común frente a presiones filipinas.

    26 may 2013 / 11:41 H.

    ¿El sobrecoste de la medida para los hosteleros? ¡Anda y que se acuesten! Ya no es problema de velar por la calidad, sino un asunto de salubridad, igual que el pan no se lleva dándole patadas por el suelo, los recipientes de aceite no pueden rellenarse, sencillamente, porque no hay garantía de lo que se echa y, por tanto, de lo que se toma. Ni más, ni menos. Parece mentira no solo que no sea ya de obligado cumplimiento en un continente civilizado, sino que además se dé marcha atrás de manera vergonzosa después de haber puesto, incluso, fecha para la entrada en vigor de la normativa. ¿Qué nos hemos perdido por el camino para que una semana después de dar por aprobado el nuevo reglamento la Comisión diga que no por sorpresa? Hasta parlamentarios europeos han puesto el grito en el cielo, indignados porque se haya cedido a la burda presión mediática de los últimos días. Esto no pasa ni en las repúblicas bananeras. Solo por salud no habría que dar pie a discusión alguna. Ni por calidad, ni por imagen, ni en defensa de un producto que es patrimonio inmaterial de la humanidad como eje de la dieta mediterránea. Simplemente por salud pública, insisto.
    Y la pregunta del millón es: ¿En manos de quién estamos que no saben defendernos? Desde el consejero de Agricultura, Luis Planas, hasta el ministro Miguel Arias Cañete, tan conocedores los dos como se presupone que son de esta materia y con lo fresco que tienen Expoliva en sus memorias. Señores, se trata de velar por la asepsia más elemental. ¿O hay que esperar a que un loco rellene una aceitera con cualquier tóxico?
    Juana González Cerezo