Si yo fuera Cayetano de Alba
Por cosas del destino quiso Dios en su omnisciencia que me tocara el papel de plebeyo y a él le fuera asignado el de aristócrata con porte. Cayetano y un servidor solo comparten el apellido Alba y nada más porque, aunque contemporáneos, él preferiría vivir en el Medievo y solucionar los problemas a mandobles. Una declaración de intenciones sobre lo que le cuesta vivir en esta sociedad insana. Lo suyo será genética guerrera de la casa.
Da por hecho, su graciosa majestad, que su destreza con la espada le daría la opción de solventar más de un entuerto. Creo que debería dejar de leer las aventuras del Capitán Alatriste porque se le suben a la testa. La comentada entrevista en “Salvados”, de La Sexta, con Jordi Évole en el estado de gracia habitual, mostró una altivez recatada, pero dejó claro que, aunque asista a conferencias de Cayo Lara, el personaje en cuestión es de otro tiempo. El indisimulado desprecio a lo andaluz se apuntaló con los tópicos de referencia habituales y fue más allá al decir que en Andalucía no hay ánimo de progresar. Ahí está el hombre y sus circunstancias. Caye, vete para la cuadra a tus ocupaciones, sean estas las que sean. El subsidio —el antiguo PER— es tan mejorable como el sistema que te permite conseguir 3 millones de euros en ayudas europeas por las 25.000 hectáreas que tiene la Casa de Alba. Aunque no te gustan las demagogias —si de tu patrimonio hablamos— bien te embadurnaste en ellas al criticar a todo un pueblo que tuvo el dudoso honor de premiar a tu mama como “Hija predilecta de Andalucía”, no me pregunten por qué. Entiendo tu enfado con un mundo que no logra entenderte y, además, si estuviera en tu lugar también estaría amargado. Con todo el viento a favor, con acceso a las mejores universidades, mundología y no mejoras como “empresario” el legado que te han dejado. Tienes a la Casa de Alba “sin liquidez”. No podrás, como hacía tu padre, repartir sobrecitos con dinero para dar el aguinaldo. Cayetano, eres un vago de papel cuché y no tienes ánimo para progresar.
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