Si yo fuera árbol en la capital

Me pregunto qué diría el responsable de las obras de aquel entonces, Domingo Quesada, de la tala nocturna (y pensemos que sin alevosía) que ahora ha dejado el lugar limpio de vegetación para el paso del tranvía. La cuestión es que el concejal de Medio Ambiente y socio de Gobierno de los socialistas es el responsable de Medio Ambiente, la misma concejalía contra la que se manifestaron sus mismos compañeros de IU el otro día. ¿Surrealista? No, real como la vida misma. Tanto es así que la asamblea local de este partido está absolutamente dividida y contrariada (no me extraña) por la complicada situación, porque pese a formar parte del timón del Ayuntamiento, no han sido capaces de frenar una tala que para ellos era innecesaria. Con lo verdes que han sido siempre estos y ahora que están en el Gobierno municipal venden su sillón por unos cuantos árboles. Al final son todos iguales. Y es que por más sandías que son (verdes por fuera y rojos por dentro) de nada les ha servido estar en el poder, al final los árboles se han talado y el tranvía pasará justo por donde estaban ellos, y aquí paz y después, gloria. La cuestión no es que la capital tenga 50 árboles menos, o que por cada uno talado se vayan a plantar cinco, la cosa es que esos árboles cumplían una función de microclima que ahora, los planten donde los planten, jamás la van a cumplir. Tienen que estar donde tienen que estar y lo demás es demagogia por valor de 700.000 euros. Pero no se preocupen, que aquí no va a pasar nada, no hay responsables, ni responsabilidades. Todo es legal, sí, pero más allá de la norma formal, hay otros valores. Aquí si sobran algo son árboles, con 60 millones de olivos que, a fin de cuentas, no dejan de ser eso, árboles.