Si yo fuera Angela Merkel

Está esquiva, distante y recelosa. Ya no la engatusamos como antes. Angela ha descubierto que a nuestra locuacidad le falta compromiso y, además, se pierde con la riqueza del castellano frente al pragmatismo del alemán.

    24 jun 2012 / 09:49 H.

    Aquí la palabra rescate puede tornarse en rescatillo y celebrarse, por ejemplo, como una victoria en la Eurocopa. Mariano Rajoy, en modo “enormemente contento”, padece el severo mal de la vedette, no puede bajarse del escenario y es incapaz de alejarse de los focos. Da igual que nuestra economía desafine, que se nos vea fondones y faltos de ritmo competitivo, porque estamos dando que hablar... La armada económica española comandada por De Guindos y Montoro —“caracolillos team” en creación de Forges— no convence ni en inglés ni en castellano. Estamos intervenidos parcialmente y ayer nos volvieron a leer la cartilla de manera vergonzosa: “España responderá de la ayuda a los bancos”. Elemental querido Mariano la recapitalización de nuestra banca con un crédito de 100.000 millones no puede pasar alegre y directamente a los bancos. Garantías les llaman. Cuando yo firmé mi hipoteca también estaba “enormemente contento”, aunque la alegría mermaba a cada golpe de Euríbor. Estimado presidente, dos consejos gratis total: lea la letra pequeña en general y no se crea una palabra de los bancos en particular. En un tris hemos pasado de tener una banca cojonuda, en metáfora zapateril, a unos banqueros tramposos y mentirosos que engañan con igual solvencia aquí y allá dicho por el que suscribe. El Estado y, por ende, los españoles tendremos que avalar esa recapitalización sin comerlo ni beberlo. En esto de repartir la carga sí son muy equitativos, en los beneficios y prebendas son cicateros por imperativo. Ante el estado de la cuestión, y por más que Merkel estuviera contenta tras el baño griego (de fútbol hablamos), empezamos a tocarle los pilares de su república federal. Entiendo su resquemor, porque aunque nos acusen los salvapatrias de saldo, esta España financiera está para no creérsela.

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