Sí, soy un indignado más
Un grito frente a la indiferencia. Un toque de atención ciudadana frente al desapego de la clase dirigente y un sistema democrático enfermo de pasividad. El 15-M canalizó un malestar evidente sobre la situación social, económica y de salud democrática de España.
Un movimiento de protesta que ofrecía alternativas para el necesario cambio de modelo. Y aunque el empeño por desacreditarlo y desdibujarlo es intenso, con el discurrir del tiempo, al final, todos llevamos dentro un perroflauta, como fueron tildados. La indignación se demuestra de muchas maneras, pero a los yayoflautas hay que sumar funcionarios, trabajadores que ven cómo derechos consolidados se eliminan, familias, en definitiva, que pierden poder adquisitivo cada vez que se aprietan las tuercas del sistema. Una masa creciente de tornillos calientes de tanto rozamiento, porque aunque no lo sepa usted también es un indignado. Al margen del movimiento asambleario y vecinal en que derivó el 15-M, lo más importante es el virus inoculado en la ciudadanía, el derecho a disentir y a expresarlo en voz alta. Una presión a los políticos para corregir rumbos y cambiar tendencias. El frenazo a los desahucios, el apoyo vecinal a las familias que pierden sus viviendas y su lenta plasmación en la dación de pago es una victoria parcial de aquella oleada de indignación. Pequeños pasos para un camino largo, pero pasos al fin y al cabo. “No hay pan para tanto chorizo”, rezaba uno de los lemas, y aunque los partidos perseveren en tapar sus miserias, los ciudadanos no están dispuestos a olvidar y cada vez más se afean esas conductas, al margen de desenlaces judiciales que no dilucidan la moralidad de nuestros gobernantes. El 15-M tiene recorrido porque su esencia no es otra que la de unirse ante la adversidad, dar mayor voz al ciudadano frente al discurso cerrado de partido y sobran motivos para esos millones de ciudadanos que no tienen dietas, ni sueldos ni jubilaciones blindadas y cuyo único plan de rescate es levantarse cada día jodidos, pero ejemplares, Majestad, ejemplares.
En twitter: @JMSerranoAlba