Sexo, fuente de vida.... y, también, de problemas

Inmaculada Espinilla
Solo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y, la segunda, no me acuerdo”. Son palabras del director de cine Woody Allen. Y es que el contacto entre dos cuerpos es la fuente de la que bebe el placer, la acción por la que dos personas se sumergen en la más profunda intimidad. Algunos dicen que rozan el cielo y otros se refieren al orgasmo como “una pequeña muerte en vida”, pero lo cierto es que nadie duda de los efectos beneficiosos que tiene para la salud física y emocional una vida sexual activa. Pero existe la otra cara de la moneda y esa es saber dónde se encuentra el límite entre el bien y el mal. La línea de la frontera es tan estrecha que, a veces, una persona no se da cuenta de que la ha sobrepasado.

    27 ene 2013 / 09:55 H.

    “En el sexo todo está permitido si se hace entre dos personas adultas de forma voluntaria y en la intimidad”. Son las palabras del psicólogo clínico especialista y con un máster en “Pareja y sexualidad”, Manuel Ibáñez. Entonces,  ¿cuándo se puede considerar que el sexo puede ser un problema? Justo en el momento en que puede llegar a constituir una dificultad para uno mismo, afectar a la vida en pareja o se incurre en un delito.
    Al igual que el sexo alegra la existencia, también puede convertirse en algo nocivo para la persona. Disfunciones, enfermedades y parafilias son algunos de sus aspectos negativos. Un estudio realizado por  la Asociación para la Investigación de Disfunciones Sexuales en Atención Primaria (Aids-Ap),  publicada en octubre de 2009, revela que el 27% de los hombres andaluces entrevistados afirmó que el aspecto de la vida con el que se sienten más insatisfechos es el sexual.
    Sin embargo, el acceso a la sexualidad es más fácil que nunca. Las redes sociales, según Ibáñez, suponen una plataforma que ayuda a conseguir relaciones de todo tipo, aunque, en estos casos, se trate de algo exclusivamente físico.
    Aun así, son muchos los beneficios que  el sexo aporta a la salud. Una investigación realizada por el psicólogo David Weeks asegura que tener relaciones tres o más veces por semana ayuda a conservar la juventud, ya que puede prologar la vida en diez años. De la misma manera, se aumentan las defensas. En concreto, origina una mayor secreción de la hormona dihidroepiandrosterona (DHEA) y acrecienta hasta un 30% los niveles de los anticuerpos denominados inmunoglobulinas A, lo que favorece los mecanismos de defensa frente a enfermedades como el resfriado o la gripe. Además, el sexo previene los malestares cardiacos, combate la depresión —ya que se liberan endorfinas y oxitocina y se genera una sensación de bienestar y de euforia—, reduce el dolor, potencia la capacidad olfatoria, disminuye el riesgo de ciertas enfermedades, mejora la calidad del sueño y quema calorías.
    Y lo mejor es que no es solo el cuerpo el que se siente mejor después de practicar el sexo, sino que la mente también obtiene ventajas. Según Ibáñez, cuando entra el amor en juego, el sexo es aún más completo, por lo que la carga y la satisfacción emocional es todavía mayor.
    Quizá todos estos aspectos influyen en el hecho de que algunas personas se “enganchen” y no puedan dejarlo. Son los adictos al sexo. En las mujeres, la palabra para denominarlo es ninfomanía y, en los hombres, “donjuanismo”. El perfil se corresponde, sobre todo, con el de un hombre de 30 a 50 años de cualquier posición social y profesión. Se trata de personas inseguras, con baja autoestima y con los sistemas de valores sexuales deformados o equivocados. Al mismo tiempo, los adictos al sexos viven su sexualidad en la clandestinidad y es frecuente que recurran a la prostitución o a los clubes de intercambios, según se publicó en “psiquiatría.com” a raíz de los datos Instituto Andaluz de Sexología y Psicología. Algunos de los problemas que acarrea son los relacionados con la salud —por el riesgo de contagio— y los económicos. 
    El psicólogo clínico especialista explica que no tiene por qué ser un problema en sí mismo, sino que, en ocasiones, tiene otro origen. De esta manera, la hipersexualidad puede ser una manifestación secundaria transitoria de algunas enfermedades psiquiátricas, como los trastornos bipolares, la fase hipomaniaca de la psicosis maniaco-depresiva y en algunas esquizofrenias. Por otro lado, también se puede deber a causas emocionales, como, por ejemplo, la creencia equivocada de que es una forma de obtener afecto de otra persona, de comunicarse con el otro sexo o con el mismo, según la tendencia sexual del adicto. En estos casos, la persona se suele encontrar más insatisfecha y con mayor necesidad de llenar ese hueco emocional.
    “La adicción sexual es un problema cuando no se sacia el apetito y, entonces, no es una práctica gratificante”, indica Ibáñez, que detalla que, al tratarse de un trastorno del control de los impulsos, el tratamiento debería trabajar el autocontrol.

    Enfermedades de transmisión sexual


    Las enfermedades de transmisión sexual tienen poca incidencia en la provincia. Los datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería de Salud y Bienestar Social revelan que, en 2012, solo se dieron veinte casos. Se dividen en cuatro tipo de infecciones: herpes genital, infección genital por chlamydia trachomatis, Infección gonococica y sífilis.

    HERPES GENITAL
    Es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por los virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1) y tipo 2 (VHS-2). Según se explica en la página web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, no presentan síntomas o son tan leves que el que los padece no los notan o los confunden con otra afección de la piel. Por lo tanto, la mayoría de personas infectadas por el VHS-2 no saben que tienen la infección. Se puede manifestar con una o más ampollas en los genitales, el recto o la boca o a su alrededor. Las ampollas se abren y dejan llagas dolorosas que pueden tardar entre dos a cuatro semanas en curarse. Las personas contraen herpes al tener relaciones sexuales con alguien que tenga esta enfermedad. El uso adecuado y habitual de preservativos de látex puede reducir el riesgo de adquirir herpes genital. En Jaén, solo hubo dos casos en 2012, lo que supone una tasa del 0,28 por cada 100.000 personas, según los datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica.

    INFECCIÓN GENITAL POR CHLAMYDIA TRACHOMATIS
    La chlamydia es una infección bacteriana que se contagia a través del contacto sexual con una persona infectada. Es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes. La chlamydia se presenta con mayor frecuencia en las personas que tengan compañeros sexuales nuevos o múltiples y que no siempre utilizan condones u otros métodos anticonceptivos de barrera. La mayoría de las personas infectadas no saben que lo tienen. Se trata con antibióticos. En Jaén, solo se dio un caso el año pasado, por lo que la tasa por cada 100.000 personas es del 0,14.

    INFECCIÓN GONOCÓCICA
    Los síntomas más comunes, cuando aparecen, son dolor al orinar y una secreción turbia del pene o la vagina. Esta secreción puede ser espesa y presentar un color amarillo verdusco. La mayoría de los varones con gonorrea presentan pocos síntomas o ninguno. En las mujeres, las infecciones gonocócicas pueden presentarse sin síntomas. Podría aparecer dolor o ardor al orinar. Aunque menos común, podría presentarse dolor en el bajo vientre, dolor durante el coito y sangrado anormal de la vagina. En Jaén, se dieron tres casos, es decir, 0,42 por cada 100.000 personas.

    SÍFILIS
    Es una enfermedad de transmisión sexual (ETS), causada por una bacteria. La sífilis puede originar complicaciones a largo plazo o la muerte si no se trata de manera adecuada. La sífilis, según se explica en la web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, pasa de una persona a otra a través del contacto directo con una úlcera sifilítica. Las úlceras aparecen principalmente en los genitales externos, la vagina, el ano o el recto. También pueden salir en los labios y en la boca. La sífilis puede ser transmitida durante relaciones sexuales vaginales, anales o durante el sexo oral. Tiene varias fases, que suelen corresponderse con erupciones en la piel o ulceras. Es la más común en la provincia, ya que, el año pasado, se produjeron 14 casos, por lo que su tasa por cada 100.000 personas es de 1,96, según los datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería de Salud y Bienestar Social.

    SIDA
    No es una enfermedad exclusiva de transmisión sexual, sino que su origen puede producirse por otros factores. Los últimos datos con los que cuenta la Junta de Andalucía son de 2011 e indican que la tasa es de 10,4 personas por cada millón de habitantes. De ellos, el 28,5% se contagiaron a través de las relaciones sexuales. El sida es una enfermedad causada por un virus: el VIH. El VIH debilita el sistema inmunológico, volviéndonos más vulnerables a contraer enfermedades. La única forma de detectar el virus es realizándose la prueba del VIH.