28 jun 2014 / 22:00 H.
Que el mantenimiento de cualquier servicio público parece heroico en este tiempo de crisis económica es un hecho. Pero, por el momento, parece que la caída no tiene freno y roza lo cutre, sobre todo con los argumentos con los que se intenta explicar lo inexplicable. En Jaén capital, el Ayuntamiento plantea sin sonrojo dejar sin cristales las farolas de forja del casco histórico con el peregrino argumento de que así no habrá que reponer los vidrios rotos y, además, tampoco habrá que limpiarlos. La imagen, sin duda, de la ciudad saldrá reforzada con esta medida, además de que los ciudadanos que viven en estas calles verán colmada la atención de servicio que piden a la administración cercana. No se puede escatimar en una prestación básica para la población y para la propia ciudad con semejante explicación. Seguro que en las cuentas municipales se puede prescindir de otros gastos antes que dejar una necesidad sin cubrir debidamente. Además, la lectura que se ofrece a los contribuyentes es que ellos pagan sus impuestos conforme marca la Ley pero, sin embargo, el Ayuntamiento, en este caso, deja sin cumplir su parte del trato. En iguales términos se puede explicar que la Vía Verde del Aceite no reponga el cableado de la iluminación de este espacio tan utilizado en las noches de verano por los jiennenses de varios municipios. So pretexto de otros posibles robos de cobre no se repone el cable... hasta que acaben los robos. Cuando se planifica un espacio público se debe contar con la reposición de materiales, la seguridad y el mínimo mantenimiento de las instalaciones. De lo contrario, no se presta al ciudadano un servicio correcto como se debiera.