Sergio Ortega ya nada con destino al sueño olímpico
Sergio Ortega, conocido en el mundo del deporte como “Meco”, tiene entre ceja y ceja los Juegos Olímpicos de Río. Tanto es así que ya dibuja en su cabeza cómo será la final de relevos de los 4X100 libres. A sus 22 años se zambulle, cada día, en el agua con ese único objetivo. Sabe que no es nada fácil, pero prefiere pensar que los sueños se cumplen con trabajo y esfuerzo. “Entreno entre cinco y seis horas diarias, puede parecer un gran sacrificio, pero yo no lo veo así. Es algo que me gusta y que me prepara para mejorar en la natación”, dice Meco.
Apasionado por el deporte, decidió estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad de Sevilla y, por si fuera poco, el año pasado comenzó la carrera de Medicina en Las Palmas de Gran Canaria. Pero esta decisión no la tomó a la ligera, la cual estuvo muy ligada a su pasión: La natación. El culpable de que este nadador jiennense tuviera que trasladarse al archipiélago canario fue el Club de Natación Metropole. Este lo persuadió para ficha, ya que eran conscientes del éxito que traería consigo. Y no se equivocaron. Durante este año ha conseguido mínimas de España en todos los estilos, dos medallas de oro en los Nacionales de invierno y verano, diez oros en el campeonato canario y un largo etcétera de triunfos que reafirman la trayectoria de esta joven promesa de la natación.
Su primer recuerdo relacionado con una piscina y un gorro de baño se remonta a los cinco años, cuando comenzó a dar las primeras brazadas en los tradicionales cursos de natación de Jaén. El primer contacto con la máxima competición fue de la mano del Club de Natación Santo Reino, que abandonó con 16 años para marcharse al Mairena. Esta decisión fue la mejor que pudo tomar nunca, porque fue allí donde se curtió como nadador profesional. Siempre se habla de la soledad del deportista y, en este caso, Sergio Ortega tuvo que entrenarse diariamente alejado de su club y con el apoyo de Francisco Sotomayor, o como él lo llama, “Chesco”, el técnico que vio en él al nadador que hoy es. La distancia que existía entre Sevilla y Jaén la recorría diariamente dentro del agua. “Pese a no entrenarme con ellos, todos los compañeros me conocían. El ambiente que había en el club era genial. El compañerismo, en muchos casos, es lo más importante”. Sin embargo, este “ironman” de la piscina también se desenvuelve bien en tierra firme. Le encanta el atletismo y el pádel y en unas semanas participará, junto con su club, en el Campeonato de España de hockey subacuático. Todo esto no imposibilita que busque tiempo para estar con los suyos, para estudiar y para soñar, cada noche, con Río de Janeiro.