Ser justos en momentos difíciles

Desde Huesa. El debate sobre el impago del IBI de la Iglesia a los Ayuntamientos, también está en la calle, no es en contra de la Iglesia, sino a favor de la igualdad tributaria y de la justicia, porque si los ciudadanos lo pagan, lo debería pagar todo el mundo. No olvidemos que una muy buena parte de los ciudadanos formamos parte de la Iglesia que somos los mismos que pasamos dificultades y si las administraciones públicas recaudan algo que hasta ahora no lo había hecho, ayudaría a que los recortes fuesen menos dolorosos.

    26 may 2012 / 09:02 H.

    Si la Iglesia Evangélica paga el impuesto, los Templos Budistas pagan, las asociaciones de Ateos Confesos pagan por sus locales, ¿por qué los seminarios, las residencias, las iglesias o las órdenes monásticas no tributan? Me parece cuanto menos desproporcionadas las declaraciones de el presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Rouco Varela, a cerca del resentimiento que podría sufrir Cáritas en la aportación que hace la Iglesia, si los Ayuntamientos exigiese el pago del IBI.
    Cáritas recibe dinero público a través de la asignación tributaria del IRPF y lo hace como cualquier ONG mediante la casilla destinada a fines sociales, y no mediante la casilla de la Iglesia que es independiente. Además, también recibe subvenciones públicas de ayuntamientos, comunidades autónomas, ministerios y otros organismos de la administración central, así como del Fondo Social Europeo. En total, los fondos públicos representan el 35 por ciento de sus ingresos. El resto procede de fondos privados, en forma de donativos, legados, aportaciones de empresas o colectas. La Iglesia destina un 1 % al presupuesto de Cáritas. En momentos difíciles como el que atravesamos en estos momentos, pienso que los recortes son necesarios pero siempre pensando en que los derechos sociales y el estado del bienestar no se resienta, es por esta razón por la que las administraciones públicas deberían de recaudar en todos los ámbitos en los que hasta ahora no se había recaudado porque la situación económica era boyante. De ahí que piense que las grandes riquezas aporten más de lo que hasta ahora han hecho, ya que son las primeras que en momentos de bonanza se enriquecen por encima de la media; lo mismo ocurre a la hora de tributar, porque es una responsabilidad de todos y por supuesto de la Iglesia también. Se puede decir que por aplicación de los Acuerdos del año 1979, por aplicación de la ley del impuesto (artículo 62 letra c) de la Ley de Haciendas Locales 2/2004 (BOE de 9 y 13 de marzo de 2004), pero también por aplicación del artículo 15 de la Ley 49/2002 de entidades sin fines lucrativos (excepto los inmuebles afectos a explotaciones económicas por ejemplo, la parte de los terrenos del convento destinados a parking o un terreno agrícola destinado a aparcería), están generalmente exentos del tributo. Esto en el momento en el nos encontramos es injusto e inapropiado.
    Ángel Padilla