"Ser el párroco de Monte Lope Álvarez es un regalo de Dios"
El sacerdote, natural de Monte Lope Álvarez, se muestra ilusionado por el nombramiento del Obispado de Jaén. Será “oficial” a partir de septiembre: Antonio Aranda Calvo, sobrino del beato Manuel Aranda, se convierte en el párroco de la pedanía
—Monte Lope Álvarez tiene nuevo párroco, y natural del pueblo. ¿Qué supone para usted este nombramiento?
—Para mí es un regalo de Dios y, más que un nombramiento, es un don que viene desde arriba, por la intercesión del beato Manuel Aranda. Es el lugar donde he nacido, donde he vivido y al que voy con frecuencia. El cáliz de mi primera misa lo regalé en su día a la parroquia y, cómo es la vida, que ahora lo volveré a utilizar.

—¿Se compagina bien ser párroco y, a la vez, paisano?
—Creo que se pueden hacer las dos cosas. He sido, ante todo, un cristiano de Monte Lope Álvarez desde niño. En la parroquia de la Virgen del Carmen hice mi primera comunión, en 1948, con don Martín. He oficiado muchas misas y nunca me he alejado de mi pueblo ni de mis paisanos.
—Recientemente recibió dos grandes noticias: ser párroco en su pueblo y la beatificación de Manuel Aranda.
—Esos sí que son dos regalos de Dios. En el caso de la beatificación, es algo por lo que la gente de Monte Lope Álvarez debe sentirse muy orgullosa. En cuanto a lo de párroco, siempre me ha gustado estar allí. Siempre voy para la fiesta de la Virgen del Carmen. No falto. Y este año, en el Domingo de Palmas, también estuve. Cuando me hicieron canónigo, fui a celebrar la Misa del Gallo.
—En la capital cuenta usted con otras obligaciones. ¿Dejará alguna atrás?
—Compartiré la labor de párroco con los demás quehaceres, como la comisión de la Causa de los Santos, ser capellán de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jaén y el trabajo en el santuario. En principio, seguiré, y los domingos oficiaré la misa en Monte Lope Álvarez y estaré el lunes. Quiero que la iglesia del Monte esté con las puertas abiertas. Cada día empiezo mi quehacer bajo la mirada de la Virgen del Carmen y con la intercesión del beato Manuel Aranda, y eso quiero trasladarlo a mis vecinos.
—¿Cuándo tomará posesión?
—Oficialmente, en septiembre, pero, como es costumbre, todos los días 8 de cada mes iré, en recuerdo del día del aniversario del martirio y de la glorificación del beato Manuel. El 8 de agosto es ese aniversario y allí estaré.
—¿Qué supone para Monte Lope Álvarez la beatificación de su vecino ilustre?
—Es una alegría inmensa. El día que se beatificó en Tarragona me contaron que se notó esa alegría. Se tocaron las campanas, la gente estaba pendiente de la televisión y, después, también hubo una misa de acción de gracias a la que acudieron más de quinientas personas. Manuel es nuestro vecino ilustre y no solo está en Monte Lope Álvarez. Como seminarista que fue, está en todos los seminarios de España y hasta de América Latina. La figura del seminarista Manuel Aranda tiene que conmover a todos. Su testimonio es admirable. Dio la vida por un convencimiento de fe y jamás dudó en renunciar a él.