Sequía masiva y medusas
Se inicia el curso escolar, prácticamente como si de un año nuevo se tratara. Atrás queda un verano tan caluroso como Dios manda, y tan revuelto como algunos pescadores desean en busca de ganancias. Los triunfos deportivos en Eurocopa y Olimpiadas maquillaron de felicidad nuestras caras, pero el desespero y la incertidumbre siguen enturbiando corazones que se preguntan, “hasta cuándo durará esta crisis”.
Un verano más, y ya van seis desde aquel julio “subprime” de 2007, la economía se ha convertido en el protagonista estival de todos los diarios, libros y tertulias de sobremesa. La crisis azota sin piedad a la provincia de Jaén, que con un 37,18% lidera la tasa de paro de Andalucía. La tierra del olivo mira con esperanza al campo como refugio económico de miles de familias, sin embargo la sequía presagia una campaña de aceituna mínima para el próximo invierno. Se estima que la producción disminuirá un 70% respecto a la anterior. Se pasó el verano y no llovió, la floración no cuajó, y lógicamente el precio del aceite subió, lo que genera cierta satisfacción entre productores, que ya especulan con aceite de reserva en sus bodegas para la próxima campaña. La situación, si bien alegra la cotización del oro líquido, vuelve a tornarse peligrosa, tanto más cuando precios elevados penalizan en exceso el consumo de una sociedad cada vez más orientada a ofertas, rebajas y saldos. Un encarecimiento masivo no compensa las malas ventas, sino que traslada el aceite de las cabeceras de los pasillos de supermercados a las estanterías de gourmet de la que es muy difícil salir, pues el consumidor sustituye este aceite por otras grasas. El verano ha tenido otro protagonista, como ha sido la subida del IVA. Con un país en crisis de liquidez, se pretende subir la recaudación aumentando el tipo general del 18% al 21%, lo que supone un encarecimiento de los precios, o un estrechamiento de los maltrechos márgenes empresariales. El tipo reducido pasa del 8% al 10%, si bien, en algunos servicios han escalado del 8% al 21%, como las entradas de cine, las peluquerías o los servicios sanitarios no exentos. En la otra cara, al menos los agricultores, podrán compensar en sus liquidaciones de campaña con una subida del IVA del 10% al 12%. Y es que, ante tanto atropello, con primas por los cielos, con cielos sin nubes, y nubarrones sin mar, alguno habrá podido llenar el depósito de su coche del verdadero oro líquido, y escapar a la costa con la intención de remojarse, y desconectar de los problemas cotidianos. ¿Y qué se encuentra? Como si de una plaga egipcia se tratara, las playas están llenas de medusas. Invertebrados que tan solo rozarlos irrita las pestañas. “¡Maldita sea!, si es que me tenía que haber ido a Segura de la Sierra”.
Rafael Peralta es economista