Sentencias que abren camino
El rosario de sentencias que acaban dando la razón a todos aquellos ahorradores españoles que fueron “engatusados” con malas artes por la banca para invertir en productos dudosos es un triunfo, a la postre, de la justicia y del derecho de los consumidores. Aunque en un primer momento los acuerdos extrajudiciales y ofertas de última hora de las entidades frenaron muchos procesos, a la larga se ha demostrado la total indefensión de los ahorradores. En este caso, la letra pequeña estaba orientada directamente para profesionales del ramo o especialistas y no para ahorradores tradicionales sin conocimientos de grandes productos financieros.
La última sentencia, en este sentido, devuelve 96.000 euros a un matrimonio de jubilados que, sin saberlo, invirtieron en prefrentes cuando creían que su dinero estaba en una cuenta de ahorro. De nuevo los argumentos esgrimidos por el juez hacen hincapié en que las preferentes son un producto complejo no apto “ni fácilmente entendible a nivel de consumidores que no sean profesionales o expertos en este tipo de mercado”. La vía judicial, por lo tanto, acaba por dar sus frutos, aunque el temor lógico de los ciudadanos por este peregrinar también sea entendible. En este sentido, la celeridad de los procesos judiciales y la divulgación de sentencias como esta que muestran que la “banca no siempre gana” son esenciales para continuar con los litigios. Se trata, en definitiva, de que los derechos de los consumidores no queden pisoteados ante las grandes corporaciones. Algunos de los acuerdos alcanzados con los ahorradores en los últimos años no han devuelto la totalidad de lo invertido y ese, sin duda, no es un gran acuerdo.