25 dic 2008 / 23:00 H.
En el tradicional mensaje navideño del Rey Don Juan Carlos este año primó, por encima de la enumeración de asuntos tratados, la llamada a unidad de acción política y social para afrontar la delicada situación económica que vive España. Las reacciones de los distintos partidos políticos también obedecen al posicionamiento claro de estos. Por un lado, PSOE y PP coincidieron en destacar la “oportunidad y coherencia” del mensaje y la cercanía con la realidad que viven los españoles. Izquierda Unida, por su parte, lo considera “ajeno a los problemas” de la mayoría de los españoles y los nacionalistas tampoco se movieron del guión para reivindicar más autonomía que una “vieja” Constitución no les brinda. En orden de relevancia, sin duda, para los ciudadanos fueron los comentarios relacionados con la crisis financiera los que suscitaron mayor interés, sobre todo si se tiene en cuenta las malas previsiones para 2009. En segundo lugar, el terrorismo de ETA es una de las preocupaciones históricas de los españoles. Más lejano en interés era la lógica mención, por otra parte, sobre el aniversario de la Constitución. Asunto este sobre el que no corresponde al Rey entrar a valorar modificaciones o anhelos de nacionalistas que deberán seguir los lógicos cauces políticos para modificar la norma sobre la que se ha construido, con avances y limitaciones, la España actual. También y relacionado con las pretensiones nacionalistas hubiera desentonado en este contexto de crisis primar en su discurso un asunto como el de la financiación autonómica, máxime cuando estos días el presidente del Gobierno realiza las consultas oportunas con los presidentes de las comunidades autónomas. De esta intervención de 2008 quedará, por encima del resto, ese “tirar del carro” o “juntos podremos” que tenían como objetivo marcar prioridades e infundir ánimos a una población preocupada.