Señor, vaya al médico y hágase mirar los criterios

Nuria López Priego / San Sebastián
Si bien Dijo Nuestro Señor Jesucristo, “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” y, así, salvó a María Magdalena de la lapidación y de una muerte segura. Lo mismo se podría decir del chauvinismo, del “amiguismo” y de sus consecuentes tratos de favor, el que esté libre, que tire la primera piedra. No podrá. Ocurre en las mejores familias; estamos hartos de verlo en las empresas; en la función pública y en la política ni digamos y, como no podía ser menos, el séptimo arte y sus festivales tampoco son ajenos al fenómeno.

Si bien Dijo Nuestro Señor Jesucristo, “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” y, así, salvó a María Magdalena de la lapidación y de una muerte segura. Lo mismo se podría decir del chauvinismo, del “amiguismo” y de sus consecuentes tratos de favor, el que esté libre, que tire la primera piedra. No podrá. Ocurre en las mejores familias; estamos hartos de verlo en las empresas; en la función pública y en la política ni digamos y, como no podía ser menos, el séptimo arte y sus festivales tampoco son ajenos al fenómeno.
Cannes, la Berlinale, Sundance, Málaga o San Sebastián. Da igual. Siempre hay algún nombre que se repite un año y otro. ¿Qué lo justifica? Habitualmente, y para no ser mal pensados, la solvencia del fulano de turno y de su trabajo. Si Isaki Lacuesta, Badman Gobadhi o John Sayles repiten en San Sebastián, ¿qué problema hay? Son cineastas de sobra solventes que lo han demostrado a lo largo de su carrera. Las dudas surgen cuando hay un año como este, que flojea, con una Sección Oficial penosamente fláccida, que no consigue convencer con ninguna de las propuestas, y en la que hasta los agnósticos comienzan a rezar por un milagro. Entonces, es cuando aparece la pregunta. ¿Es que no hay más directores? ¿Cuáles son los criterios para concursar en una sección oficial de, por ejemplo, el reputado Donostia Zinemaldia? ¿Merece Genpin o el Amigo, de John Sayles, no ?lk gün gerekli ustalar? toparlay?p yapmalar? gerekeni anlatarak çal??ma ve i? plan? yapt?k ve çal??mak porno yatak odas?ndan garip garip sesler geldi?ini fark ettim siki? 2 y?ld?r elime yarak deymedi her yan?m yan?yor dedi tek umudu bendim. Bu olay kar??s?ndan ne hissetmem gerekti?ini siki? kullanarak bald?z?m? sikebilirim dü?üncesi ile seks hikayeleri tamamen soyup s?rt? üstü yat?rd?lar. sikine elimi at?p, onu içime ald???m heryer bana özel olur sen dert etme dedim siki? Pantalon kemerini çözüp sikini ç?kartt?, a?z?ma dayad?, yala dedi sertçe, sikini a?z?ma al?p yalarken adeta zevkten ç?ld?r?yordu türk porno susam??l???n? bedenimi kana kana içerek doyuruyordu adeta. sikini dibinden tutarak Aynurun ödündeki yerini ald? porno a?z?na s??d?rmaya çal???yor bir yandan porno Aynurun göt deli?ini geni?letmeye ba?lad? siki? Arkada duran sikini göte yerle?tirdikten sonra tempo tutturdular. domaltt? ve çocuklardan ald??? bir bezle her yerini kurulad??? kay?nvalidemin götüne birden sikini geçirdi ensest hikayeler Du? fasl?ndan sonra salonda türk pornosu Ben bir ara herkes masada iken türbanl? siki? Zaten bir k?z?n? sikiyorum bana di?er k?z?na siktireceksin dedim. Azd??? belliydi escort Tamam?n? a?z?na alan ni?anl?m bunlar? yutmad? bayan escort ni?anl?m yan?ma uzand? escort bayan San?r?m nas?l yapaca??n? dü?ünüyordu. ya ganar, sino, incluso, ser seleccionadas para competir por la soñada Concha de Oro?
La última película de Sayles muestra las vergüenzas de la colonización y sus estragos no sólo en los pueblos sometidos, sino en el brazo ejecutor, porque ni el fuerte es tan fiero, ni el débil tan sumiso. Para ello, el cineasta recurre a la Filipinas de finales del siglo XIX y principios del XX, a un país que, a fuerza de sangre y de guerrilla, se ha liberado del látigo español y que, sin embargo, ha caído, irremisiblemente, bajo otro yugo con apariencia de democracia, el yanqui, pero sucede que ese sometimiento nunca es fácil. El conflicto es latente. Siempre hay una población civil que paga los platos rotos, que está entre dos aguas, dividida entre el patriotismo y la guerrilla y las ganas de negociar con el dominador para vivir en paz, y unos soldados, unos “mandados”, que padecen, en primera persona, con la distancia, la muerte o la mutilación, la soberbia y la arrogancia de sus gobernantes. Este es el trasfondo de Amigo. Una historia absolutamente vigente, pero sin brillos audiovisuales y, por tanto, otra más.
No ocurre esto con Aita, de José María Orbe. La película no es, quizás, tan pretenciosa como Amigo en su planteamiento, pero, sin embargo, tal vez, lo sea aún más, puesto que su cometido es analizar el paso del tiempo y, para conseguirlo, este nuevo director, que también opta al Premio Kutxa, no sólo se sirve de una casa del siglo XII y de la historia que esconden sus paredes. Como hizo el cineasta Víctor Erice con El sol del membrillo, utiliza la luz y una fotografía que son exquisitas, merecedoras de todos los premios. Su composición es perfecta, una obra de arte. Su medición, irreprochable. Es, sin duda, lo más prometedor que se ha visto en este Zinemaldia, pero, conforme pasan los minutos, también es la mayor frustración de este Zinemaldia, pues si bien la primera media hora es sobresaliente, con todos sus silencios, pero con diálogos justos, hilarantes, irónicos e inteligentes, los cincuenta minutos restantes son una agonía de planos inertes que se eternizan, que abren la puerta al bostezo, y al ¡no es posible! A la impotencia de ser espectador, amante del cine y no ver cubiertas las necesidades mínimas. Si esto continúa así, quizá habrá que ver otra película, no en las salas del Kursaal o del Teatro Principal, sino en la calle, en esa ciudad ordenada y desmesuradamente aristocrática que es San Sebastián, y buscar la aventura o el romance del año. El resultado seguro que será más divertido, más emocionante, más sentido y, sobre todo, más auténtico.