Seis triunfos agridulces para Romney
El 'supermartes' reforzó la condición de favorito de Mitt Romney y le situó anoche con un tercio de los delegados que necesita para lograr la candidatura republicana a la Casa Blanca. Pero el ex gobernador de Massachusetts aspiraba a noquear a sus rivales y no lo logró. Y su triunfo agridulce le obligará ahora a quemar más dinero en una carrera que ha erosionado su popularidad y ha ayudado a mejorar la del hombre al que aspira a medirse en el mes de noviembre.
Romney puede presumir de haber ganado en seis estados. Pero el preciado Ohio pendió de un hilo hasta la madrugada y en cada uno de los otros cinco tenía buenas excusas para ganar. En Massachusetts y en Vermont jugaba en casa, en Alaska había ganado en 2008, en Idaho le arropaba un porcentaje notable de mormones y en Virginia habría sudado más si no fuera porque competía sólo con Ron Paul.
Romney tiene un problema serio: su incapacidad para conectar con la clase obrera blanca
Romney era consciente de que Ohio era el estado decisivo del 'supermartes' y su entorno inundó las televisiones locales con anuncios contra su rival. El dinero ayudó a Romney a ganar en los suburbios de Cleveland, Cincinnati, Akron y Columbus: donde más eficaz es la propaganda y donde suelen ganar los demócratas en las presidenciales. Pero su mensaje no caló entre los evangélicos de los condados rurales del estado, que votaron en masa por Santorum y redujeron la diferencia a algo menos de 15.000 votos.
El triunfo en Ohio es importante para Romney por la importancia simbólica de un estado que suele ser decisivo en las elecciones de noviembre. Pero no resuelve los interrogantes que el candidato sigue suscitando en sectores con los que no termina de establecer una conexión emocional.
Tampoco esta vez convenció Romney ni a los republicanos más pobres ni a los más conservadores y habría perdido en Ohio si sólo se hubieran contado los votos de los menores de 65 años. Y no fue capaz de derrotar a Santorum entre quienes tienen unos ingresos anuales que no exceden los 100.000 dólares o entre quienes nunca se graduaron en la universidad.
Los problemas de Romney
Son detalles que indican que Romney tiene un problema al margen de sus titubeos ideológicos: su incapacidad para conectar con la clase obrera blanca. El problema no es tanto su fortuna como sus meteduras de pata cuando habla de dinero, que ayudan a sus rivales a presentarlo como una caricatura de los tiburones de Wall Street. Más información, mañana, en la edición impresa