Seis negocios venden artículos de comercio justo en la provincia

Jesús Vicioso Hoyo/Jaén
Los productos catalogados como comercio justo garantizan que son elaborados en condiciones laborales dignas, en especial en los países del Sur. A pesar de que esta certificación existe desde hace años, su presencia es prácticamente testimonial. En la provincia hay seis establecimientos que los venden.

    16 ene 2012 / 12:11 H.

    Una desconocida herramienta de cooperación internacional al alcance de la mano. El comercio justo es un sistema mercantil alternativo a los canales mayoritarios con el propósito de estimular el crecimiento de la producción minoritaria de los países en desarrollo que garantiza, entre otros aspectos, las condiciones laborales adecuadas y dignas, la no explotación infantil, la retribución salarial igualitaria entre hombres y mujeres y el respeto medioambiental. Pese a ser algo muy específico, su introducción en España se realizó hace muchos años, aunque su expansión sigue con lentitud una singladura todavía larga, también en la provincia jiennense, donde no existe ningún negocio especializado, como sí ocurre en diferentes lugares del resto del país. Pese a todo, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo registra —a través de las organizaciones importadoras— dos establecimientos al menor que ofrecen artículos de este tipo, uno en Jaén y otro en Cazorla, y la organización de ayuda humanitaria Intermón Oxfam indica que hay cuatro grandes superficies con productos a la venta —los Carrefour de Jaén, Úbeda y Andújar y el Alcampo de Linares—.
    La tienda de la capital que, entre sus estanterías, ofrece a los jiennenses artículos de comercio justo es Tissana Herbodietética, ubicada en la calle Hurtado, y lo hace desde el primer día que abrió sus puertas, en 1994, según asegura su propietaria, María del Carmen Alguacil. Las razones de  incluir entre su oferta estos singulares artículos, asegura la comerciante, son convicciones personales, ya que el margen de beneficios por referencia es menor que otros productos y, además, su venta es muy minoritaria. “No hay muchas personas que compren comercio justo, y menos las que lo hacen habitualmente, por lo que cuando los artículos caducan, son pérdidas para mí”, manifiesta Alguacil. Sin embargo, sigue ofreciendo a sus clientes productos solidarios, la mayoría alimenticios, aunque también materiales y artesanos como juguetes o velas. “Lo que más se vende de este tipo es el azúcar de caña de Ecuador, elaborado en cooperativas, pero también hay ron de Cuba, café de Perú, chocolate, cacao en polvo, galletas y muchos otros productos elaborados con unas garantías que no se dan en otros”, asevera la empresaria.
    Los precios del comercio justo no son mucho más elevados que los que se puedan encontrar en otros negocios, y sin embargo solo estos poseen el plus de la certificación internacional solidaria al alcance de cada vez más personas.