Seis años de intervenciones y 304 millones para dar un “empujón” al sector olivarero
El olivar no puede estar siempre de capa caída. Unas veces la preocupación de los agricultores es el precio al que se cotiza el “oro verde”, y otras es que no hay cosecha. O también pueden darse los dos problemas. La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, que dirige la alcalaína Elena Víboras, se plantea dar una solución definitiva y promover “la competitividad y la sostenibilidad de los territorios olivareros y del sector”. Y para ello presentó esta semana, al Consejo Andaluz del Olivar, el Plan Director del Olivar, incluido en un subprograma —dotado de forma inicial con 304 millones de euros— que, a su vez, se enmarca dentro del Programa de Desarrollo Rural para 2014-2020, durante seis años.

Pero, ¿para qué servirá el nuevo plan director? Según expuso en la reunión la consejera, el objetivo principal es modernizar y hacer competitivo al sector, y todo ello a través de 125 intervenciones divididas en 4 niveles: explotaciones; industrias y mercados; investigación, desarrollo e innovación para el futuro, y construcción del territorio. “Se trata del principal instrumento estratégico, a seis años vista, que nos permitirá no solo incentivar las inversiones necesarias, sino también desarrollar las actuaciones normativas que defiendan y promocionen la calidad de nuestros aceites”, resaltó, y añadió: “Ha supuesto una oportunidad para aglutinar esfuerzos y buscar sinergias entre distintas políticas, programas e instrumentos financieros que se definen con la nueva Política Agrícola Común y, por ello, su elaboración ha tenido que ir acompasada con la elaboración del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía para el periodo de 2014-2020”, expresó Víboras.
MEDIDAS. En el plan dedicado al olivar se establecen unas estrategias básicas. En la línea de “explotaciones”, la Junta de Andalucía se marca la mejora de las técnicas de cultivo y tratamiento “poscosecha”, optimizar la gestión de los recursos hídricos y apoyar al olivar tradicional, especialmente al que se ubica “en zonas con desventajas naturales específicas”. Se pretende, asimismo, valorar las “externalidades” del olivar, como el hecho de considerarlo patrimonio andaluz, y establecer programas de adaptación, mitigación y lucha contra el cambio climático.
La línea de “industrias y mercados” será clave para el sector. El objetivo es fomentar el asociacionismo, potenciar la imagen beneficiosa y saludable de los productos del olivar, promover la profesionalización del sector y apoyar la internacionalización.
Con los dos últimos niveles, de “I+d+i y territorio”, también se desarrollarán programas de investigación, se pondrá en valor el patrimonio del olivar y se impulsarán actividades para concienciar sobre el “interés público” de este patrimonio. Igualmente se quieren establecer contratos territoriales y fomentar la estabilidad de los empleos que genera el sector. Como indicó Víboras, una vez que el consejo emita su informe perceptivo el plan será aprobado por el Consejo de Gobierno.