Se fuga de la cárcel y vuelve a las cuatro horas
Rafael Abolafia/Jaén
Miguel A. I. ha pasado a la “historia” del Centro Penitenciario de Jaén como uno de los pocos reclusos que ha conseguido fugarse. Este interno burló la seguridad mezclándose entre las visitas. Estuvo en la calle durante cuatro horas.
Miguel A. I. ha pasado a la “historia” del Centro Penitenciario de Jaén como uno de los pocos reclusos que ha conseguido fugarse. Este interno burló la seguridad mezclándose entre las visitas. Estuvo en la calle durante cuatro horas.
Su propia madre lo devolvió a prisión. Ahora, ha sido condenado a seis meses más de cárcel por el Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén como autor de un delito de quebrantamiento de condena. Un castigo que podrá cambiar por 180 días de trabajos en beneficio de la comunidad. Los hechos ocurrieron el 9 de marzo de 2008, el día en que se celebraron las últimas elecciones generales. Miguel A. I. estaba encarcelado por delitos contra el patrimonio. Había alcanzado la recta final de su condena y, de hecho, ya estaba clasificado como preso de tercer grado. En el Centro Penitenciario de Jaén, estos reclusos están en un edificio muy cercano a la puerta exterior de entrada. Aquel 9 de marzo, Miguel A. I., de 45 años, aprovechó la visita de familiares a otros internos. Se mezcló con una multitud de gente que, en ese momento, salía del recinto. Confundido entre la marabunta, abandonó el recinto carcelario alrededor de las siete de la tarde. La sentencia asegura que regresó a las once de la noche del mismo día: “Se reintegró voluntariamente”, dice de forma literal su señoría, el juez Raúl Calderón. No obstante, detrás de la fuga relatada en los hechos probados, Miguel A. I. tiene una historia que no se narra en la resolución judicial. Al parecer, el recluso decidió marcharse porque le llegaron noticias de que su madre había caído enferma. Así que no se lo pensó dos veces. Era domingo, un día como mucho ajetreo de visitas. Tan sólo tuvo que mezclarse con los familiares de los internos. “Fue fruto de la desesperación”, dicen funcionarios con años de experiencia. Sin embargo, el plan, infalible de puro simple, le salió muy bien. Tanto que ha sido uno de los pocos internos que se ha fugado de la cárcel de Jaén en los casi veinte años de historia de la penitenciaría de Las Infantas.
Miguel A. I. acudió a ver a su madre. Fue la propia progenitora la que lo devolvió al presidio alrededor de las once de la noche. Se trató de una escapada de ida y vuelta, de apenas cuatro horas. Volver tan pronto le ha supuesto un castigo menos severo. De hecho, el fiscal solicitaba una condena de seis meses más de prisión para este recluso. Finalmente, esa pena se sustituirá por 180 días de trabajos en beneficio de la comunidad por un delito de quebrantamiento de condena. El director del Centro Penitenciario de Jaén,_Manuel_Martínez Cano, asegura que este tipo de fugas no son frecuentes. “Es la primera que se ha producido desde el interior del recinto”, explica. Son más usuales aquellas en las que un preso sale de permiso y no vuelve a prisión en la fecha acordada. Funcionarios explican que la fuga de Miguel A. I. “no tuvo mucho mérito”. Recuerdan que este recluso estaba en tercer grado, es decir, con más libertad de movimientos. Por ello, cumplía su condena en un edificio muy cercano al control de acceso y con menos seguridad. Además, salía casi todos los fines de semana a la calle. Sin embargo, aquel día quería ver a su madre.