Se acuesta Lorenzo, se levanta Catalina
Así dice el refranero: “Cuando se acuesta Lorenzo (el sol), se levanta Catalina (luna)”, pero la Humanidad ya dejó de creer en los viejos dioses como la luna y el sol y de los elementos que los configuraron: luz, agua, fuego y tierra. La amnesia hace estragos. ¡Hay que leer a Lovecraft para aprender de la teoría de la “Tierra hueca”!.
Cuando en los años sesenta del siglo pasado, influidos por la posmodernidad, ateos, agnósticos y librepensadores gritaban “Dios ha muerto”, ven que, arrancando el siglo nuevo, “lo religioso vive y colea” (Vargas Llosa) y trazará el mapa geopolítico del futuro, sustituyendo al que ha venido marcando durante veinte siglos, apoyado en la cultura judía, la sabiduría griega y el Derecho Romano. Pero, el nuevo siglo asiste al renacimiento de las religiones del Libro, que serán las que trazarán el nuevo mapa. ¡Qué bien los explica Houellebecq en Sumisión!
Un paradigma de cuanto digo y que afecta a los festivo es la Noche de san Juan, potenciada por los socialistas cuando en 1982 llegan al gobierno, impulsando fiestas religiosas, facilitando puentes laborales para favorecer al empresariado relacionado con el turismo ( Y bien hecho está) y declarando Fiestas de Interés Turístico, muchas romerías y “saraos” religiosos de un cristianismo epidérmico. Al final, quienes solo leían a Sartre o Marcuse, aprendieron del cristianismo primitivo y ayudaron a mantener las fiestas religiosas. Convendría echar un ojo a “La Leyenda Encantada”, que hace referencia a un conjunto de tradiciones orales y leyendas mitológicas narradas en numerosas localidades de España. Noche de San Juan, la más corta y tras el día más largo del año. El solsticio hunde sus raíces en el mundo primitivo, anterior incluso a la hegemonía de Grecia y Roma, cuando se creía que las plantas que germinaban ese día tenían poderes curativos. Se encendían hogueras para protegerse de espíritus malignos, que vagaban cuando el sol se ponía, mientras las brujas hacían sus aquelarres. Magia pura.
Un mundo sabio para el que el Sol y la Luna eran los grandes dioses. En estas prácticas muchos utilizan velas, otros sahumerios, amuletos cargados de energía y poder, dejándolos toda la noche bajo la luz de la luna, poderosa con sus fuerzas invisibles y que rige el cosmos visible. También en esta noche de San Juan las aguas juegan un papel muy importante, dando un poder especial al que se baña en ellas al descubierto, bajo el cielo estrellado o a la luz de la Luna.
Eran las fiestas de “Litha” una de las 8 de aquellas religiones primitivas que han vuelto en los años 50 del siglo con los “wiccanos”, seguidores de la nueva religión, llamada “Wicca”, fundada en Inglaterra por Gerald Gardner, quien en 1954 publicó el catecismo de la nueva religión en su libro “Witchcraft Today”. Los cristianos sacralizaron el calendario y encendían hogueras en la noche de San Juan, el Precursor, porque el día más largo, 24 de junio, presagia la noche más larga, el 24 de diciembre, cuando con fiesta desbordante en una larga noche se espera la salida del Sol (Jesucristo).
Os felicito e invito a celebrar esta noche mágica de luz, magia, fuego, agua, tierra y vida, con estos versos de Cernuda: “Porque en la vida no hay más realidades que estas: un destello de sol, un aroma de rosa, el son de una voz; y aun así de vanas y efímeras son lo mejor del mundo, lo mejor del mundo para mí”.
Las Navas ¿de San Juan, San Esteban o del Santísimo?
n Navas de San Juan, localidad del Condado, hasta 1802 que logró el privilegio de Villazgo, se llamaba Navas de Santisteban, desde la conquista castellano-leonesa y las Órdenes. Y llegó la hora de cambiar el nombre. Cuenta la leyenda que, reunidos los vecinos, consultaron a la clerecía y solicitaron al Rey que se llamara “Navas del Santísimo Sacramento”, con lo que, así, llevaría un nombre más importante que San Esteban; pero el Rey dijo que ese nombre tenía que ser respetado y denegó la petición. Vueltos a reunirse, un clérigo sacó un texto evangélico que dice: “Ninguno de los nacidos de mujer es mayor que Juan el Bautista”. Por lo tanto, San Juan es mayor que san Esteban.
Cuando en los años sesenta del siglo pasado, influidos por la posmodernidad, ateos, agnósticos y librepensadores gritaban “Dios ha muerto”, ven que, arrancando el siglo nuevo, “lo religioso vive y colea” (Vargas Llosa) y trazará el mapa geopolítico del futuro, sustituyendo al que ha venido marcando durante veinte siglos, apoyado en la cultura judía, la sabiduría griega y el Derecho Romano. Pero, el nuevo siglo asiste al renacimiento de las religiones del Libro, que serán las que trazarán el nuevo mapa. ¡Qué bien los explica Houellebecq en Sumisión!
Un paradigma de cuanto digo y que afecta a los festivo es la Noche de san Juan, potenciada por los socialistas cuando en 1982 llegan al gobierno, impulsando fiestas religiosas, facilitando puentes laborales para favorecer al empresariado relacionado con el turismo ( Y bien hecho está) y declarando Fiestas de Interés Turístico, muchas romerías y “saraos” religiosos de un cristianismo epidérmico. Al final, quienes solo leían a Sartre o Marcuse, aprendieron del cristianismo primitivo y ayudaron a mantener las fiestas religiosas. Convendría echar un ojo a “La Leyenda Encantada”, que hace referencia a un conjunto de tradiciones orales y leyendas mitológicas narradas en numerosas localidades de España. Noche de San Juan, la más corta y tras el día más largo del año. El solsticio hunde sus raíces en el mundo primitivo, anterior incluso a la hegemonía de Grecia y Roma, cuando se creía que las plantas que germinaban ese día tenían poderes curativos. Se encendían hogueras para protegerse de espíritus malignos, que vagaban cuando el sol se ponía, mientras las brujas hacían sus aquelarres. Magia pura.
Un mundo sabio para el que el Sol y la Luna eran los grandes dioses. En estas prácticas muchos utilizan velas, otros sahumerios, amuletos cargados de energía y poder, dejándolos toda la noche bajo la luz de la luna, poderosa con sus fuerzas invisibles y que rige el cosmos visible. También en esta noche de San Juan las aguas juegan un papel muy importante, dando un poder especial al que se baña en ellas al descubierto, bajo el cielo estrellado o a la luz de la Luna.
Eran las fiestas de “Litha” una de las 8 de aquellas religiones primitivas que han vuelto en los años 50 del siglo con los “wiccanos”, seguidores de la nueva religión, llamada “Wicca”, fundada en Inglaterra por Gerald Gardner, quien en 1954 publicó el catecismo de la nueva religión en su libro “Witchcraft Today”. Los cristianos sacralizaron el calendario y encendían hogueras en la noche de San Juan, el Precursor, porque el día más largo, 24 de junio, presagia la noche más larga, el 24 de diciembre, cuando con fiesta desbordante en una larga noche se espera la salida del Sol (Jesucristo).
Os felicito e invito a celebrar esta noche mágica de luz, magia, fuego, agua, tierra y vida, con estos versos de Cernuda: “Porque en la vida no hay más realidades que estas: un destello de sol, un aroma de rosa, el son de una voz; y aun así de vanas y efímeras son lo mejor del mundo, lo mejor del mundo para mí”.
n Navas de San Juan, localidad del Condado, hasta 1802 que logró el privilegio de Villazgo, se llamaba Navas de Santisteban, desde la conquista castellano-leonesa y las Órdenes. Y llegó la hora de cambiar el nombre. Cuenta la leyenda que, reunidos los vecinos, consultaron a la clerecía y solicitaron al Rey que se llamara “Navas del Santísimo Sacramento”, con lo que, así, llevaría un nombre más importante que San Esteban; pero el Rey dijo que ese nombre tenía que ser respetado y denegó la petición. Vueltos a reunirse, un clérigo sacó un texto evangélico que dice: “Ninguno de los nacidos de mujer es mayor que Juan el Bautista”. Por lo tanto, San Juan es mayor que san Esteban.
