Santiago y abre España
Con Juan Carlos. Y con Vicente. Incluso con el bipartidismo clásico de la democracia, que parece haber tenido una muerte dulce, precoz, práctica en sus formas y reflexiva en su fuero más interno. Santiago y cierra España, término similar al de la Armada Invencible, usado para arengar a las tropas y minimizar la distancia física con el rival, mencionando al Patrón de las Españas, que un día fueron grandes, también comenzó a usarse en alusión a la capacidad nula de nuestro pueblo por actualizarse a épocas modernas. El Capitán Trueno, Sancho y Don Quijote y otros ilustres, han empleado la expresión.
España se cierra, como lo hacía en sus mil y una batallas, desde las vecinas Navas hasta las presuntas invasiones moriscas (que para eso la tierra es de quien se gana el derecho a ella), para abrirse al nuevo mundo. Porque el movimiento del cosmos provoca que las fuerzas elípticas gestionen los designios del futuro. No existe el presente porque cada instante es ya pasado. Don Juan Carlos, el Rey de la democracia, el que manda callar regalando frases célebres, el que se baja del castillo y pide perdón con las pupilas dilatadas, con el “no volverá a suceder”, abdica en favor de su hijo, un chaval majo, preparado, honesto, limpio, de los que cualquier madre quiere como “nuero”. Promete. Me hace sentirme orgulloso, por fin, de un personaje público de alta alcurnia nacional. Desde Vicente del Bosque no me pasaba. Gran movimiento del Rey, el ya vetusto Rey, en favor de la marca España, silenciando escándalos e imágenes de representantes aferrados al sillón. Detrás, nuestra Selección de fútbol, esa de récords que nos hizo vibrar y ahora, por falta de intensidad, de hambre, o por exceso de comidas copiosas. Don Vicente del Bosque —gracias por hacernos feliz— está en el momento paterno en el que sus hijos crecen, y duda si seguir con cariño, aplicar mano dura o simplemente abdicar. A la Roja la han puesto colorá. Y habrá que volver de las favelas quitándonos el hedor a tomatina. Que no ganamos nosotros y pierden ellos. Que España, abierta o cerrada, somos todos.