Santana, pendiente de la reactivación del sector automovilístico
Dentro de una semana Santana Motor afrontará un importante giro en su actividad industrial. El 14 de septiembre está previsto que la dirección de la factoría dé por cerrada la cadena de montaje del modelo Suzuki Jimny, con lo que se dan por cerradas casi tres décadas, veintisiete años en total, de actividad conjunta con la multinacional japonesa. Termina una productiva etapa, desde 1982, en la que se han llegado a fabricar más de cuatrocientos mil vehículos de las modelos de Samurai, Vitara y Jimny.
El cambio supone un decisivo giro en la estructura empresarial, aún más en una etapa de crisis que afecta con especial virulencia al automovilístico. Todo está pendiente ahora de poder utilizar la misma plataforma de Suzuky para fabricar un nuevo vehículo, con algunas modificaciones, pero esta vez ya bajo la marca propia de Santana. También en un compás de espera hay que situar la respuesta de dos empresas automovilísticas, con opción de compra por los activos de la factoría linarense, entre ellas la italiana Fiat Iveco, que quedó en el aire ante el avance de la crisis.
El ramo del motor parece comienza a mostrar tímidos síntomas de recuperación, una circunstancia que hace prever que la factoría linarense pueda aprovecharse de los buenos vientos y reactive su actividad con normalidad lo antes posible. No en vano está en juego no sólo buena parte del futuro de Linares, sino de otros municipios de la comarca. El nuevo presidente de la compañía, Bienvenido Martínez, que asumió el cargo tras la marcha de José Manuel Muriel al Grupo SOS el pasado mes de julio, tiene ante sí una etapa de cambios y de grandes retos, a los que hará frente en el marco del Plan de Diversificación Industrial puesto en marcha hace cuatro años, pero siempre con la reactivación del sector como punto de partida imprescindible para tomar impulso.