“San Vicente de Paúl” acumula casas deshabitadas y en ruinas

La Asociación de Vecinos San Vicente de Paúl está frustrada. No sabe cómo solucionar lo que parece un problema endémico: la acumulación de casas deshabitadas y en ruinas que hay, sobre todo en la parte alta del barrio.

03 ago 2015 / 08:59 H.


Rafael Requena, presidente del colectivo, se reunió con concejales del equipo de Gobierno recientemente. Los ediles tuvieron la ocasión de comprobar el lamentable estado que presentan edificaciones ya consumidas por el paso de los años. “Se quedaron pasmados”, asegura Requena.

Es en la calle Cora donde se focaliza el problema. Hay escombreras y viviendas prácticamente derribadas. Ocurre que, al mismo tiempo, sí existen casa habitadas que sufren en sus propios cimientos los desperfectos de las ruinas “vecinas”. Requena conoce casos de residentes que tienen incidencias: las madres comunes se atrancan, con los consiguientes perjuicios. Los imbornales de la calle Miguel Hernández están atascados.

La situación acumula años. Y no hay optimismo ni sensación de futuras mejoras después de la última visita de los concejales al barrio, ubicado en las faldas del Castillo. “Me dijeron que el Ayuntamiento, ahora, no tiene ni un duro”, asegura el presidente. Pasa el tiempo y todo sigue igual. A Requena le preocupa que la falta de capacidad política empeore aún más las condiciones del lugar y de los propios residentes. “Los ediles me contaron que es posible que el Ayuntamiento contrate a gente joven para limpiar”, dice.

La actitud de algunos vecinos, según relata el representante de la asociación, también es un escollo para darle la vuelta a la imagen de “San Vicente de Paúl”, en especial en calles como las citadas anteriormente. Falta conciencia de barrio. “Hay gente que, por más papeleras que pongan, no les hacen ni caso: dejan la basura en cualquier sitio. Y si, por ejemplo, una casa es reformada, pues más escombros por medio”, lamenta. De ahí, de la dejadez, el aspecto tercermundista de algunas casas.

convivencia. Uno de los deseos de Requena, residente desde hace décadas, es que el ambiente saludable de la parte baja se extendiese a la zona norte, donde los conflictos son más frecuentes. “En el sur estamos mejor. Los vecinos nos entendemos muy bien”, reconoce.

La asociación padece otro problema que, al igual que el asunto de las viviendas caídas, es un denominador común de los últimos años: la falta de fondos propios. “Somos unos doscientos socios. La cuota es de tres euros. Parece poco dinero, pero quienes llevan años en el paro y tienen familia no pueden costear la cuantía”, ejemplifica Requena. El propio presidente realiza esfuerzos para pagar gastos comunes del colectivo, como el del teléfono. El mantenimiento de la sede también es asumido por los socios.

“San Vicente de Paúl” espera recibir el capital que aún le debe el Ayuntamiento. Reunir recursos y administrarlos. Ambas tareas son vitales para remodelar la zona.