“San Lucas” deja un sabor agridulce

Escribió Antonio Machado que “todo pasa y todo queda”. Y, con el sabor de la feria todavía en el paladar de la memoria, los nueve días de “San Lucas” 2015 dejan recuerdos y cifras para todos los gustos. Han pasado los días que se encadenaban con las noches quemando una pista de baile en la que martilleaba “El perdón”, de Enrique Iglesias; los amores que se beben como un trago; las comidas a mediodía en el ferial, en compañía de familiares, amigos o compañeros del trabajo, y las horas gastadas a los pies de los “cacharritos” gozando de la felicidad de los hijos. Y ahora quedan las sensaciones y, para bien o para mal, los números, entremezclados en la mayoría de los casos.

20 oct 2015 / 09:17 H.


En una feria en la que la lluvia intermitente no ha deslucido, el presidente de la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes (Asostel), Antonio Lechuga, derrocha alegría: “Veníamos de un verano muy malo, por lo caluroso, y los dos fines de semana de ‘San Lucas’ han sido buenos, sobre todo, el del puente del Pilar, que fue espectacular”. Como apuntó la concejal de Cultura y Festejos, Francisca Molina, “era casi imposible encontrar mesa” en alguno de los bares que se encuentran en la zona acotada de la “feria de día”, en el casco antiguo, y el presidente de Asostel lo constata: “Ha sido generalizado”. Pero fundamentalmente en los fines de semana, donde en “días clave” —según Lechuga— la facturación ha podido incrementarse en un 50% respecto a otro normal.
Cosa muy diferente ha ocurrido —cuenta— en las jornadas de entre semana: “Prácticamente no había nadie”. Pero los fines de semana han sido un éxito y los toros, por mucho que les pese a animalistas y ecologistas, actúan —en opinión de Lechuga— como un imán: “En esta provincia somos muy aficionados al toreo y esas 3.000 personas que llenan el coso es gente que viene a consumir, que antes de la corrida come en Jaén”. Los días de más afluencia equilibran la caja en los bares del casco antiguo, que, “de media” —según el presidente de Asostel—, han podido ver incrementada su facturación en “un 20%”. No son tan dichosas las sensaciones de los caseteros. Desde la asociación provincial, su secretario, Gabriel Soria, señala que la feria: “No ha sido muy, muy, muy, muy mala, pero tampoco llega a cubrir las expectativas de los caseteros”. En su opinión, quienes pueden darse con un canto en los dientes son los responsables de cofradías o asociaciones: “Se toman la feria a la antigua usanza y lo que quieren es sacar suficiente para sus actividades. Eso ha estado dentro de lo normal, pero los que quieren ganar todo lo de un año en una semana, evidentemente, no”.
En estos momentos, la Asociación de Caseteros recopila datos, pero, a falta de balance definitivo, Soria habla de la necesidad de un replanteamiento general de la feria; de definir el modelo de “San Lucas”. A las puertas de que el Ayuntamiento modifique la ordenanza que regula la adjudicación de casetas, Soria aboga por una reducción en el número de módulos, pasando de los 90 actuales a “unos 65” y, por extensión, de las casetas, dejándolas en “unas 40”: “Sé que, a lo mejor, un sábado, se quedaría pequeño, pero es que el resto de los días no hay tanta gente. Se quedan en San Ildefonso”. De ahí que considere “necesario definir el tipo de feria”. “No puede ser que cueste unos 5.000 euros montar una caseta y estén vacías y que, en el centro, las terrazas estén llenas”, reflexiona. En su opinión: “A una caseta no se le puede pedir lo mismo que a un bar”.