'Ruth dijo a un familiar que no quería que sus hijos notaran su ausencia'

Silvia Ruiz Díaz/Jaén
La hermana de Ruth B. V. cree que la infanticida confesa, que sigue ingresada en el hospital, intentó suicidarse. Afirma que todo apunta a que así sería, ya que le dijo a su cuñada que no quería 'que sus hijos notaran su ausencia'. La familia de la madre lamenta la desgracia que ha caído sobre el padre.

    03 oct 2011 / 09:21 H.

    La hermana de Ruth B. V. —la mujer que confesó haber matado el jueves a sus hijos Álvaro y Alejandro en su vivienda familiar de la calle Alcalde Cancio Uribe de Jaén— llora desconsolada. N. B. V. llama a este periódico. Quiere contar cómo se siente su familia después de los hechos y desea dejar claro que los seres queridos de Ruth estuvieron presentes desde que ocurrió la tragedia hasta que se dio el último adiós, en el cementerio de San Fernando, a los niños. “Nos personamos en la casa, sin poder entrar por el cordón policial, y desde entonces, hasta que mis sobrinos han sido enterrados, hemos estado allí”, apunta, y recalca que habla en nombre de su familia.
    Apenas puede contener la emoción, pero recuerda la historia y revela hechos hasta entonces desconocidos. N. B. V. indica que Ruth ha confesado el crimen y que, ese mismo jueves, llamó a un familiar para decirle que estaba “muy mala con la depresión”, hasta el punto de matar a sus propios hijos. Esta persona, su cuñada, fue rápidamente hasta el domicilio. Según cuenta, vio a los pequeños y telefoneó al hermano de Ruth, quien comenzó a alertar a los servicios de emergencias. “El primer familiar que entró (la cuñada) inició sin éxito la reanimación. En seguida empezaron a venir estos servicios. También un policía lo intentó y ya no había solución”, explica. Para la familia resulta muy importante el comentario que —agrega— hizo Ruth a su cuñada cuando esta le preguntó que por qué lo había hecho. “Le dijo a mi familiar que no quería que sus hijos notaran su ausencia”, comenta. De este modo, continúa     N. B. V., la autora confesa tenía la intención de suicidarse y comenzó por sus hijos. “Tuvo un intento de autolisis, sin resultado de muerte”, considera.
    Y la hermana también avanza que su familia está muy preocupada por el padre de los dos pequeños, Ángel Puertollano. “Lo que más nos importa ahora en este suceso es mi cuñado, porque ha perdido a su familia de un plumazo. No se merece lo que ha pasado, porque los cuatro se amaban. Ángel siempre decía que su familia eran su mujer y sus hijos”, añade. N. B. V., que reitera que el mismo Ángel, al principio muy dolido con todos, les pidió que la familia cuidara de Ruth. “Él me expresó que cuidásemos a Ruth, a su mujer. Yo lo intentaré, porque ella es mi hermana, porque él nos lo ha pedido a la familia, aunque no es la Ruth que todos conocíamos”, lamenta.
    Según explica, la presunta infanticida estaba “sumida en una gran depresión” que ocultó a toda su familia. “No sabíamos nada más que tuvo una depresión posparto cuando nació el pequeño Alejandro y que tuvo algún seguimiento”. “Aguantó la depresión mucho tiempo sin decirle nada a nadie”, insiste. “Ahora, por desgracia, nos enteramos de que seguía con la depresión y que había abandonado un tratamiento. Su familia directa no lo sabía”, expresa.
    N. B. V., entre lágrimas, comunica cómo era la Ruth “que conocía”. “Es inexplicable para todos, desde quienes más la querían hasta cualquier ciudadano que la conocía”, señala. “Siempre ha cuidado amorosamente de la familia, desde que se quedó embarazada de Álvaro y hasta ese día. Dejó de trabajar cuando estaba embarazada del primer hijo. Ella decía que quería estar las veinticuatro horas disfrutando de sus hijos, y sus hijos de ella, y de su marido. Le daba igual el dinero y dejó su empleo”, recuerda. Asimismo, subraya lo que se adoraban los dos hermanos, Álvaro, de once años, y Alejandro, que pronto cumpliría cuatro. “Siempre ha sido devoción lo que Álvaro sentía por Alejandro. Los cuatro se amaban”, indica, para concluir que, un 29 de septiembre, esa familia unida quedó destruida.