Ruidos
En horas de descanso, todos los ruidos que alteren la vida doméstica debieran evitarse. Pero resulta sorprendente el celo y rapidez con que se persigue a unos jóvenes porque en una plaza o un parque público están jugando al parchís y tomando bebidas sin alcohol en horas nocturnas. Mejor aplicaran la intolerancia cero a tantos establecimientos hosteleros, expertos en burlar los controles de decibelios y horas de cierre y en dar por saco los 365 días del año. No invento; tengo amigos que tuvieron que cambiar de domicilio porque ni la Junta ni el Ayuntamiento de su pueblo atendieron sus denuncias.
30 sep 2014 / 10:33 H.