Ruido

Desde Vizcaya. El “ruido” lo invade todo, y no solo me refiero a la cuestión acústica, sino muy especialmente a lo “mental”. Una constante ocupación, pura basura muchas veces de pensamientos erráticos, que no permite nuestro descanso mental.

    02 nov 2013 / 09:50 H.

    Salvo en el sueño, claro, y en eso también tenemos cada día más problemas. No somos conscientes de esta, inconsciente, programación educacional, pues hemos aprendido, en los sectores “productivos” espacialmente, a dar valor solo, o casi, al tiempo útil. Es por eso que acostumbramos a sentimos mal cuando no ven que “trabajamos”, y por lo cual nos señalan, nos señalamos unos a otros, de “vergonzosa pasividad”. Las ideas originales, intuiciones trasformadoras, nos llegan, han llegado siempre, por puro azar, o mientras descansamos de esa hiperactividad mental. Decía un autor que si los hombres no hubieran estado sometidos a los intereses creados de unos pocos, si hubieran sido conscientes de sus potencialidades y se hubieran unido, ahora estarían viajando a las estrellas. El barullo mental que sofoca nuestra creatividad es, además, un arma de primera magnitud para nuestro control. No esperemos por tanto que, desde las clases dirigentes nos vayan a ayudar a superar esta auténtica enfermedad que padecemos, y deberemos ser cada uno de nosotros los que aprendamos a procurarnos el espacio de tiempo y la calma mental necesarias para, poco a poco, poder cultivar el silencio creativo, fundamental para nuestro desarrollo.
    Gerardo Hernández Vizcaya