Rubalcaba, maratoniano a su pesar
A este velocista desfondado se le asigna ahora la tarea maratoniana de refundar un socialismo patrio en horas bajas. Un “sparring” leal a merced del musculado púgil pepero. El hombre orquesta del socialismo en España será el candidato a palos que tendrá que salvar la nave hundida tras la contienda electoral. Alfredo Pérez Rubalcaba es el hombre de consenso que los barones del partido y líderes históricos tenían apuntado en la agenda para emprender una travesía en el desierto que se antoja larga. Con el paso atrás de Carme Chacón los focos apuntaban a una sola dirección.

30 may 2011 / 10:22 H.
A la ministra la ansiedad le jugó una mala pasada —cada vez que hablaba sentía el temor de meterse en un charco más grande— y aunque haya quien apunte a una futura candidatura, también habrá que sopesar que para muchos “compañeros” de Ejecutivo ha quedado señalada de mala manera. ¿Lágrimas de cocodrilo?
Al atleta del Gobierno este último servicio a la causa le coge desfondado, a él que era especialista en los 100 metros le toca ahora la maratoniana tarea de refundar el socialismo patrio. Zapatero quería ahorrarse el coste estético de un congreso de partido frente a los problemas que cercan al país y unas primarias con dos candidatos y adláteres dejándose jirones de piel tampoco era edificante. La selección “natural” obró el milagro y la criticada dedocracia no fue necesaria.
A Rubalcaba corresponde por tanto el papel de sparring ante un musculado púgil pepero que no necesita quitarse las gafas para subir al ring electoral. En este sentido Rajoy es diésel porque con poco avanza mucho. Al ministro, vicepresidente primero y portavoz del Gobierno se le asigna el papel de líder transitorio, un médico de urgencia que sane divergencias dolorosas y allane el camino para la llegada de un retoño con futuro. En este sentido, su protagonismo tiene fecha de caducidad. Si yo fuera Rubalcaba, y sobre mí recayera la pesada carga de preservar los valores socialistas en escenarios apocalípticos, guardaría el tarro de las esencias y emprendería el camino, cual Denzel Washington en “El libro de Eli”, hasta encontrar a la persona que sea capaz de intentar reescribir un socialismo con discurso propio frente a la globalidad economicista. La tarea es tan ingente que, como aquel, requerirá, también, de protección divina.
De la sección en papel, "Si yo fuera".
Palabra Perdida