03 abr 2014 / 22:00 H.
Sacar, en una homilía, a colación la Guerra Civil solo descalifica al arzobispo Varela. No es muy de cristiano agitar para enfrentar y dividir. Este Rouco que decía había que pasar página en la Memoria Histórica desde la seguridad que los caídos de uno de los bandos están localizados y dignamente enterrados y, los otros, los fusilados siguen sin poder dar la tranquilidad a sus familias, con todo el derecho a saber y sepultar a sus muertos. Parece mentira que se confunda lo humano con lo divino, máxime cuando la Iglesia era parte interesada, tanto en el levantamiento que condujo a la guerra como en los 40 años posteriores. A los dirigentes de la Iglesia de Pedro en España nunca les ha gustado la Democracia, siempre han confundido la creencia privada e íntima con lo público y social, y desdeñan, ora si ora también, la legitimidad que da al pueblo el juego democrático. Siempre ha sido Rouco un buen portavoz de la derecha rancia y decimonónica. En su haber, la valentía de decir a las claras sus apetencias ideológicas a fin de influenciar a sus, cada vez más minoritarias, bases. Todo esto se hubiese evitado si España fuese un Estado Laico donde la Iglesia no gozase del más mínimo privilegio público, y desde luego donde un homenaje a Suárez se hubiese hecho bajo las pautas de la laicidad. Homilías como las de Rouco solo intentan fragmentar y dividir a los españoles. Desde mi ateísmo, me gustaría existiese el juicio final y ver como algún personajillo arde en los avernos del infierno.
Agente ferroviario