Roscos de aceite

La repostería de sartén es abundante en mi pueblo, no en vano, el aceite es elemento primordial en la cocina; su elaboración excede de las obligaciones diarias y es relajo y distracción de amas de casa, que, solas o acompañadas, los hacen para sorprender y alegrar a los suyos. Hay una amplia gama de roscos y rosquillos de horno o fritos;

    16 jul 2013 / 11:27 H.

    éstos últimos son los más cómodos de hacer en la propia cocina, en una tarde de invierno. Con un hermoso y fresco huevo —o dos sin son pequeños—, un vasito de vino, una taza de las de café de aceite virgen extra; un vaso de leche y otro de azúcar, la ralladura de un limón y la harina que admita, y tener en cuenta que la masa debe quedar más bien floja para que no se pongan duros. Después de batir el huevo con el azúcar, el aceite y la leche, se añaden los demás ingredientes; la harina, poco a poco, sin dejar de mover; antes de que descanse, se hacen bolitas del tamaño de una nuez o algo más grandes, con un agujero en el centro; formados los roscos, se fríen con abundante aceite, tras deshumarlo, a fuego lento y se pasan por azúcar después de escurrirlos bien y antes de que se enfríen. Una variante que hacía Luisa “la Robla”, en casa de mi abuela, era batir las claras y, cuando están a punto de nieve, se le agrega la yema, azúcar, canela y los demás ingredientes, y seguir el mismo proceso. Para formar los roscos, se debe untar las manos de aceite, así no se pegan.
    José Calabrús