Romancero de la contraviesa
Un buen libro es uno de los mejores compañeros que nos ayuda a pasar tantas horas de calor. Y un buen amigo es aquel de quien te sientes orgulloso por todo el bien que te hace. Durante estos primeros días de julio he tenido la suerte de tener entre mis manos el libro “Romancero de la Contraviesa”, de mi buen amigo Manuel Escudero Puga, licenciado en Filología Románica.
Libro de poesía que he devorado en pocos días, pues su fácil lectura y su carga de sentimientos y recuerdos han hecho que disfrute leyéndolo en estos primeros días de verano. Este poemario, que está dedicado a gentes anónimas, trabajadoras, humildes y sencillas de la Contraviesa, una comarca de la Alpujarra granadina, por un lado me reafirma que este tipo de gentes y sus vidas existen más allá de los límites de nuestra provincia, con el consiguiente enriquecimiento y descubrimiento de lugares nuevos; y, por otro lado, me ha hecho recordar lugares, costumbres y gentes de mi infancia, con nostalgia y alegría, con el buen sabor de la memoria que me ha transportado a tiempos vividos que merece la pena ser recordados. Es como mirar atrás para coger impulso y seguir caminando hacia delante, feliz y contento. ¡Qué bonito es recordar el pasado, saborear el presente y planificar un bonito futuro! Todos contamos con un pasado, y su parte más digna merece la pena ser recordada, si la poesía cumple con esta función y nos adentra en los bellos recuerdos de nuestros primeros años de vida es que la palabra escrita nos toca el corazón. Es sano recordar los buenos momentos. Manuel fue uno de mis profesores hace ya bastantes años, desde entonces no hemos perdido el contacto y cuando nos vemos nos alegramos con sinceridad del encuentro. La relación profesor-alumno hace ya tiempo que se transformó en una amistad sincera, desinteresada y confiada. Me siento agradecido por su labor educativa en mis tiempos juveniles de estudiante de Bachillerato; agradecido por sus halagos y sus ánimos en mis escritos; agradecido por confiar en mí y permitirme colaborar en la revista “La Quijota”, del IES Virgen del Carmen, de Jaén; agradecido por este nuevo libro, cargado de vida, capaz de tocar la fibra sensible del corazón. Es de esas personas que uno se siente orgulloso de conocer, por el bien que hace, por lo mucho que es capaz de transmitir, y por los sentimientos y emociones que pone en cada poema que escribe. Todavía recuerdo un poema suyo dedicado a Nuestro Padre Jesús, que leí en uno de sus anteriores libros, parecía que estaba viendo la imagen del Abuelo por las calles de Jaén con una nitidez impresionante. Manuel, te animo a que sigas escribiendo, es un placer poder leerte y contar con tu amistad. Enhorabuena.
Miguel Lechuga es auxiliar administrativo