Rocieros de toda Andalucía se concentran en Jaén

Silvia Ruiz Día/Jaén
Un millar de rocieros de toda Andalucía se rindió, ayer, ante la Inmaculada. En la quinta edición del homenaje a la Concepción, Jaén se convirtió en la anfitriona. Las distintas hermandades iniciaron una procesión extraordinaria que las llevó hasta la Catedral.

    07 dic 2009 / 12:12 H.

    Más de mil rocieros de toda Andalucía “peregrinaron”, ayer, hasta la Catedral para rendir su quinto homenaje a la Inmaculada Concepción. Esta vez, dejaron las carretas y el camino por las arenas onubenses para atravesar las calles Bernabé Soriano, Campanas y llegar hasta la Plaza de Santa María. Al ritmo del tamboril y de la flauta, las cofradías de Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Sevilla, Castillo de Locubín, La Carolina y Linares, así como las asociaciones rocieras de Baeza y Jamilena, pasearon sus “bacalás”, piteros y banderas y, con un “¡Viva la Virgen del Rocío!” se adentraron en pleno casco histórico. Este año, Jaén se convirtió en el anfitrión de esta actividad religiosa y, el presidente de la hermandad, Ángel Cañada, se sintió orgulloso del trabajo realizado. “Vamos a demostrar que Jaén es gente llana, que damos todo lo que tenemos”, aseguró.
    Los devotos fueron recibidos en el salón de plenos del Ayuntamiento por la alcaldesa, Carmen Peñalver, y por representantes de la Corporación Municipal. “El homenaje y el certamen regional de coros que se celebrará mañana —hoy— será una oportunidad para que se conozca la ciudad y para que los andaluces disfruten de todos nuestros rincones”, indicó. “Hemos recibido con los brazos abiertos a los rocieros jiennenses, y acogeremos a todos aquellos que vienen de fuera”, aseveró Peñalver.
    Después de unos minutos en la sede de la Administración local, los fieles se marcharon a la santa iglesia al grito de “¡Viva Jaén!”, “¡Viva nuestra Andalucía!”, “¡Que vivan las hermandades!”. A continuación, la Catedral acogió una misa, oficiada por el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, y cantada por el coro de la hermandad de la capital.  Uno de los momentos más intensos se produjo con la entrada de los portadores de las “bacalás” que, en círculo, y en el interior del templo, disfrutaron de las melodías de dos tamborileros.
    “Aquí estamos otra vez, para cantarte otra vez”, interpretó la agrupación musical. Con la mirada puesta en el altar mayor, los rocieros veneraron a la Inmaculada y, también, se emocionaron con el simpecado. El obispo, además, los animó a seguir con ilusión a la Madre de Dios, y recordó la devoción que existe entre los peregrinos que realizan el camino hacia la aldea almonteña, junto con sus hermandades.
    Los colectivos presentaron el pan y el vino en la misa y, juntos, recitaron algunas sevillanas y fandangos en honor de la Blanca Paloma y de su Pastorcillo Divino. Otro de los momentos más intensos de la jornada se vivió con la despedida de la Catedral. La salve rociera los adentró un cóctel de bienvenida, en el que compartieron su admiración por la Reina de Andalucía.