Reyezuelos
En este país no tenemos una sola monarquía. Desgraciadamente hay muchas personas —hombres y mujeres, claro— que, llegados al cargo, se aferran a él, lo ejercen con regio absolutismo —no solo representan, sino que mandan “en razón de su cargo”— y no lo abandonan ni por muchos años que pasen ni por mucho malestar o desprestigio que huelan a su alrededor: directores de centros públicos, presidentes de asociaciones socioculturales o cofradías, etcétera. Si les valiera, ni se jubilarían ni abdicarían en sus delfines, sino en ellos mismos. Ni la Administración puede con ellos.
29 jun 2014 / 22:00 H.