Residenciales ante la crisis

Fernando Zaldúa Muñoz/Desde Jaén. Siempre he pensado que una comunidad de vecinos se asemeja a una ciudad: los áticos, los bajos comerciales, las primeras plantas con sus oficinas, los bloques como barrios, las cocheras y las zonas de ocio con sus jardines. Un residencial tiene tantas peculiaridades como toda aglomeración humana. Hay bloques, con sus estilos y plantas con su impronta.

    29 may 2012 / 14:54 H.

    El 13 de la Rue del Percebe del genial Ibáñez es el escalón primero ante el urbanismo le sigue La Magdalena, la Avenida de Andalucía, y el barrio de San Ildefonso. Las comunidades de vecinos dan ejemplo a las administraciones públicas pues se ciñen a un presupuesto, y no se salen de él. Ahora, en la situación que vivimos, y la que se espera las comunidades de vecinos se preparan ante lo peor. Un 95% de las propiedades está en Régimen de Propiedad Horizontal, o condominio. El paro en las familias afecta a los recibos de la comunidad, y muchas de las comunidades han de hacer frente a muchos gastos por defensa jurídica ante morosidad de las familias, y otras cuestiones relativas a asuntos económicos, e incluso picaresca. Una consecuencia de la situación es que las comunidades tienen dificultad para hacer frente a gastos de seguros, y de administradores. En estas circunstancias ser presidente de una comunidad es para pensárselo. Los administradores de fincas ven cómo no alcanzan a mantener sus puestos de trabajo, y en igual situación las empresas de servicios de limpieza. Una solución posible para las grandes comunidades es la de mantener los servicios con las empresas que venían contratando optimizando racionalmente los pliegos de contratación, evitando el mantener personal en plantilla del Residencial con escasa preparación y alta remuneración. Las empresas de limpieza ofrecen servicios integrales de conserje y vigilante nocturno. Mientras despunta un elemento novedoso, el gerente, como cargo de confianza supervisado por la Junta directiva, con autonomía para llevar a cabo un presupuesto a cambio de unos honorarios. Los gerentes de una comunidad son cargos de confianza remunerados, susceptibles de poder ser revocados de su cargo, al ser de confianza sin estar sujetos a criterios laborales de despido. Un buen gerente conocedor de los estatutos, ley de propiedad horizontal, y actas de las comunidades es la solución de los grandes residenciales que tienen más viviendas que muchos pueblos de Jaén. Ante la crisis los residenciales, y comunidades de propietarios están dando ejemplo de austeridad y racionalidad a los ayuntamientos, y las propias Comunidades Autónomas, y Universidades, tan entrampadas. Si las comunidades se vuelven indolentes, la ciudad se acabaría pareciendo a la famosa comunidad de Ibáñez: tendederos, aparatos de aire en cualquier sitio colgados, el que pincha la luz del portal, el que convierte en trastero en una cámara frigorífica a costa de la corriente que pagan los demás. Mucho ánimo a los administradores, empresas de servicios, y presidentes de comunidades, la posición que tienen les hacen estar muy cerca de problemas humanos, y proporcionar soluciones que afectan al bien común tejas abajo. La buena gestión de las comunidades son un beneficio para la ciudad.