Resetear la socialdemocracia
Cuando se nos bloquea un ordenador hay que 'resetearlo'. Aplicado a la vida misma, es algo así como que cuando surgen problemas hay que detenerse, reflexionar y comenzar a evolucionar mirando las señales que el entorno nos lanza.
La socialdemocracia después del resultado electoral del 25-M en Andalucía, se encuentra en una disyuntiva: sobrevivir girando hacia unos planteamientos conservadores y gobernar anclándose en una posición de defensa de los derechos sociales como único referente socialista —lo que posiblemente le lleve directo hacia un nuevo fracaso y a perecer en el intento— o evolucionar integrándose con la mayoría progresista de izquierdas en una evolución del sistema económico. La socialdemocracia es una tendencia política surgida desde el pensamiento socialista de finales del siglo XIX, que aborda los valores desde un prisma progresista. Para entendernos, es un camino del socialismo moderno. Algunos incluso podrían denominarla como la ideología que administra el sistema capitalista, con políticas reformistas, con la participación de las minorías sociales, propiciando una economía compatible con el medio ambiente y la democracia política. Pero, la socialdemocracia que ha vivido los mejores momentos de bonanza económica universalizando prestaciones y atendiendo a las clases mas desfavorecidas, que no ha sabido predecir ni gestionar la crisis del sistema adecuadamente hasta ahora, ha caído en la trampa de la desregulación por la desregulación, de la especulación inmobiliaria como modelo de desarrollo local y en la participación de un proyecto europeo que se suponía social y ha terminado siendo monetario y con una vocación futura insolidaria entre sus regiones. La cuestión actual no es quién gobierne Andalucía, la cuestión es para qué se gobernará nuestra comunidad. Porque si centramos nuestra atención, como pretende el pensamiento neoliberal, en la administración del déficit público y la defensa de los derechos sociales, estaremos desatendiendo las señales que nos envía la sociedad en su conjunto. Si antaño gobernábamos utilizando la tarjeta de crédito que nos prestaron los mercados, ahora es el momento de la valentía, la innovación, la austeridad, la eficacia en la gestión del gasto público, la honradez y la lucha contra todo tipo de corrupción, comenzando por la posible trascendencia de estas políticas sobre otras comunidades autónomas de nuestro país para empezar. La izquierda tiene que dejar de vender la socialdemocracia como un producto (en términos económicos) y trabajar por enlazar con la sociedad, es decir, conectarse con los intereses de una mayoría social — votantes o no en estos comicios— que no creen en un sistema que les condena a sufrir en beneficio de unos pocos. Es el momento de resetearla y de dar paso a una nueva generación: la Generación Reset. Ángel Menéndez es economista