Repetirán la causa contra el policía denunciado por abusos
Un giro sorprendente en el caso del policía acusado de abusos sexuales de dos mujeres maltratadas a las que debía custodiar. La Audiencia de Jaén ha ordenado repetir todo el procedimiento judicial contra este agente, que ya se sentó en el banquillo por una falta de vejaciones y que fue absuelto de todos los cargos. Ahora, la Justicia declara la nulidad de esas actuaciones porque considera que las dos denunciantes sufrieron “indefensión”, debido a que el Juzgado de Instrucción número 4 celebró el juicio sin resolver un recurso presentado por una de las mujeres.
Se trata de un defecto procesal que obliga a repetir todo la investigación judicial de un caso que se remonta a 2012, cuando dos jóvenes maltratadas denunciaron por separado al agente de la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección a las Víctimas que las cuidaba.
Finalmente, ambas denuncias acabaron en un juicio de faltas por una presunta falta de vejaciones injustas, que se celebró e 17 de marzo de 2014. Una de las supuestas víctimas entendía que los hechos eran constitutivos de un delito de abusos sexuales y, por ello, comunicó al Juzgado de Instrucción número 4 su intención de recurrir. Eso sí, debía presentar las alegaciones pertinentes a través de un abogado, por lo que solicitó al órgano judicial que se paralizara el plazo para formular el recurso mientras se tramitaba su petición de justicia gratuita. Sin embargo, no recibió respuesta alguna.
A pesar de eso, el juicio de faltas se celebró en la fecha prevista: el pasado 17 de marzo. Dos días después, se hizo pública la sentencia, en la que se absolvía al policía de todos los cargos y con todos los pronunciamientos favorables. En la resolución, la juez Carmen Ballesteros calificó el testimonio de una de las denunciantes como “inveraz y poco creíble”.
La supuesta víctima había relatado que, días antes de la Semana Santa de 2014, el agente que la custodiaba le dio un beso en la boca sin su permiso. Añadió que, después, el funcionario le pidió verse a solas, que ella accedió y que, incluso, le pidió las llaves a su madre de una casa deshabitada. En ese inmueble, según el testimonio de la mujer, el policía se bajó los pantalones y le pidió mantener relaciones sexuales. Una versión que su señoría calificó, en su primera sentencia, “de inverosímil” y “de escasa credibilidad”.
Ahora, todo ese procedimiento queda en papel mojado. La Audiencia ha decidido que hay que repetir todas las actuaciones: “No se suspendió la celebración del juicio de faltas que estaba señalado, ni resolvió previamente el recurso de reforma presentado por una de las denunciantes (...). Esto ha supuesto indefensión, ya que la mujer no obtuvo la respuesta que correspondía a derecho”, señala el auto, firmado por los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia.
La Justicia ordena que se dé traslado de la decisión a la segunda de las supuestas víctimas. A partir de ahora, serán las dos mujeres las que tengan que decidir si quieren seguir adelante con sus respectivas denuncias. En caso afirmativo, la magistrada Carmen Ballesteros tendrá que instruir de nuevo la causa y se pueden producir tres escenarios posibles: el archivo, la celebración de un segundo juicio de faltas o que vea indicios de delito en la actuación del agente, tal y como sostienen la Fiscalía y la acusación particular ejercida por una de las víctimas.
Cuando fue denunciando, la Comisaría decidió apartar cautelarmente de su destino en la UPAP al policía. Eso significó su traslado a Madrid. Actualmente, se encuentra de baja. Los sindicatos policiales mayoritarios siempre defendieron la inocencia de este agente. En el juicio, el funcionario explicó que era la denunciante la que lo acosaba a él y que se le insinuó en reiteradas ocasiones, al tiempo que le enviaba numerosos mensajes de contenido erótico. Añadió que, despechada porque no le hacía caso, decidió denunciarlo. Su defensa presentó varias pruebas para desacreditar el testimonio de la denunciante. El principal fueron los “sms” subidos de tono que la mujer le envió. Uno de ellos provocó que el agente llamara a la joven a su despacho para hablar con ella y recriminarle su actitud. Una conversación que fue escuchada por una administrativa de la Comisaría y que así lo testificó en el primer juicio, ahora anulado.