Repartir tomate frito
El Partido Piadoso se hace unas fotos ejemplares en un banco de alimentos capitalino. Con la Navidad reparte tomate frito, macarrones, legumbres. Qué dadivosidad, qué generosidad. Estos pobres… Conciencias lavadas dándose la paz hipócritamente, y golpes en el pecho como buenos cristianos: por mi culpa, por mi gran culpa… Nuestro señor alcalde con su concejal, mano derecha de la derecha, mostrando a la ciudadanía cuán piadoso es el PP. Sepulcros blanqueados, Jesús os habría expulsado del templo.
No más caridad, o piedad compungida, sustituyendo la solidaridad del pueblo: resulta patético y falaz veros sacando pecho ante esas muestras de compasión cristiana, ese cristianismo decimonónico, contrarreformista y retrógrado, como en “Plácido”, de Berlanga, por cierto una de sus mejores películas y un retrato inigualable de la época… sí, una época que se repite y ahora vuelve: “Siente a un pobre en su mesa”, qué buenos deseos e intenciones, y qué torcida va la gente. Lo curioso, o “lo malo”, es el efecto de esas fotos para la gente corriente, esa que no tiene demasiada formación, que se deja influir con facilidad, el golpe demagógico, populista y profundamente anti-humanista que significa lo contrario a lo que predica. Ojalá algún día no demasiado lejano se acaben esas fotos, se detenga esta confusión entre los sentimientos reinventados y recreados de una moralidad feudalizante y paternalista, sobrante del ámbito privado, con una responsabilidad pública que atienda a la felicidad de todos.
Juan Carlos Abril es escritor