Regeneración democrática
Ahora toca hablar de regeneración democrática y eso está bien, pero alarma que todas las organizaciones políticas sin excepción, se precipiten al unísono para pronunciar la frase mágica que al parecer es el hallazgo de la piedra filosofal.
Malo. En los siglos XIX y XX un movimiento intelectual, el regeneracionismo se dedicó a meditar objetiva y científicamente las causas de la decadencia de los sistemas, políticamente hablando, y se utiliza como antónimo de corrupción a fin de expresar una expectativa. Es esencial e imprescindible desenmascarar los males para poder acometer la regeneración. Estamos en el intento de mejorar un sistema para que sea más efectivo y más democrático. Para esto, es absolutamente necesario que el diagnóstico sea bueno, no interesado e incida esencialmente en aquellos males que padece nuestra organización social, y no en los que no padece que, aunque parezca imposible, los hay. Podemos caer en la tentación de pensar que aquí solo hay “enfermedad total” y nos estén abocando a someter a nuestra democracia a una terapia química integral, sin tener en cuenta la parte sana, de la que no adolece.
¿Por qué ese interés, que más parece empecinamiento, en curar al enfermo tanto de lo malo como de lo bueno? Se podría tener la sospecha de que debajo de este afán de buenísimo súbito, exista un interés pertinaz en hacer otro modelo de democracia que sirva a otros desconocidos intereses. ¿Dónde estaba el personal, ciudadanía incluida, que no se dieron cuenta de lo malo malísimo que se estaba haciendo todo en este país? Dicen que cuando el dinero sale por la puerta, el amor entra por la ventana.
A ver si va a resultar que ha sido la crisis económica y no los valores, la que ha conseguido movilizarnos a los que en un pasado reciente fuimos inmovilistas? Aún no me puedo creer que la enfermedad sea tan grave y que todos lo hayan descubierto ahora y no tiempo atrás, es algo que no entenderé. Al mismo tiempo. Como poco, huele regular.
Malo. En los siglos XIX y XX un movimiento intelectual, el regeneracionismo se dedicó a meditar objetiva y científicamente las causas de la decadencia de los sistemas, políticamente hablando, y se utiliza como antónimo de corrupción a fin de expresar una expectativa. Es esencial e imprescindible desenmascarar los males para poder acometer la regeneración. Estamos en el intento de mejorar un sistema para que sea más efectivo y más democrático. Para esto, es absolutamente necesario que el diagnóstico sea bueno, no interesado e incida esencialmente en aquellos males que padece nuestra organización social, y no en los que no padece que, aunque parezca imposible, los hay. Podemos caer en la tentación de pensar que aquí solo hay “enfermedad total” y nos estén abocando a someter a nuestra democracia a una terapia química integral, sin tener en cuenta la parte sana, de la que no adolece.
¿Por qué ese interés, que más parece empecinamiento, en curar al enfermo tanto de lo malo como de lo bueno? Se podría tener la sospecha de que debajo de este afán de buenísimo súbito, exista un interés pertinaz en hacer otro modelo de democracia que sirva a otros desconocidos intereses. ¿Dónde estaba el personal, ciudadanía incluida, que no se dieron cuenta de lo malo malísimo que se estaba haciendo todo en este país? Dicen que cuando el dinero sale por la puerta, el amor entra por la ventana.
A ver si va a resultar que ha sido la crisis económica y no los valores, la que ha conseguido movilizarnos a los que en un pasado reciente fuimos inmovilistas? Aún no me puedo creer que la enfermedad sea tan grave y que todos lo hayan descubierto ahora y no tiempo atrás, es algo que no entenderé. Al mismo tiempo. Como poco, huele regular.