Regeneración democrática

Normalmente los movimientos populares que cuentan con el apoyo genérico de los ciudadanos, pueden después distorsionarse e incluso llegan a quedar en ocasiones en una caricatura de lo que fue su origen, a veces se centran en uno de los muchos aspectos de sus reivindicaciones, y se desfiguran. En la ruleta de la historia, estos movimientos han recibido el nombre de revoluciones e incluso a lo largo del siglo XX muchos han triunfado y se han consolidado y otros pasaron con más pena que gloria, en cualquier caso estarán conmigo en que el propio hecho de su ocurrencia, supone un aldabonazo en la conciencia de todos los ciudadanos, compartan o no las ideas en que se apoya.

    27 jun 2011 / 15:13 H.


    Ha transcurrido más de un mes del llamado movimiento 15-M y sabemos que no ha triunfado, incluso quizá que en las urnas ha conseguido (contando el incremento del voto nulo y en blanco y parte de la abstención a su favor) como mucho entre un 5% y un 8% de apoyo ciudadano, esto quiere decir que si bien tiene principios populistas con los que podemos estar de acuerdo, no genera en estos momentos adhesiones de fuerza mayoritaria. Por eso entiendo que lo más importante de todas estas concentraciones, manifestaciones, etcétera, es la participación de los ciudadanos en la política, el interés renovado de masas de jóvenes y menos jóvenes por la “cosa pública” y el convencimiento a que nos lleva: que hay varios problemas a los que hay que dar solución inmediata.
    El tema de la representación política —las cuestiones de la Ley Electoral—, el desempleo, las ejecuciones hipotecarias, el ahorro en las Administraciones Públicas y el desencanto con gran parte de la clase política, yo diría con los que se dedican a la disputa permanente y pensar que la representación que les damos es para toda la vida. Al principio de la democracia, cada político venía de una profesión o de un trabajo y ostentaba nuestra representación durante unos años, y todos creímos que después se irían a su casa y a su trabajo y les agradeceríamos su dedicación -por unos años- a la cosa pública, pero es el problema es que muchos se quedaron ¿quizá para siempre?
    Para mí todos los problemas planteados tienen solución: la representación política tiene que tener un límite temporal, no se puede perder el voto de millones de ciudadanos porque sus partidos sean de pequeño tamaño, no se puede impedir el acceso a los Parlamentos, Ayuntamientos y Diputaciones de los representantes de las minorías, reforma de la Ley Electoral, reforma del Senado, de la contratación laboral, y sobre todo de la Ley Hipotecaria y de las ejecuciones hipotecarias ya.

    Francisco León Valenzuela es abogado