Reflexiones sobre la amistad

MANUEL MONTILLA MOLINA desde Porcuna. En ocasiones, pienso si no seré un romántico soñador que medita demasiado sobre cómo hacer realidad las utopías idealistas, para los hombres que se relacionan partiendo del respeto, el amor y la amistad. Precisamente, sobre este valor humano me permito hacer, con el permiso de los lectores, algunas valoraciones que considero importantes en estos momentos, que desde mi óptica, está pasando por una lamentable crisis.

    22 oct 2012 / 17:11 H.

    La amistad ha tenido, a través de muchas generaciones, una importancia vital en la cultura de los pueblos. Ya Cicerón consideraba la amistad como un sentimiento fundamental en las relaciones humanas. “La amistad une más fuerte que el parentesco”, decía. En términos absolutos, quizá no sea así, pero indudablemente la amistad establece lazos de unión tan fuertes, en muchas ocasiones, como entre parientes. Ahora bien, para que la amistad pueda darse con entera autenticidad, el hombre y la mujer han de poseer ciertas virtudes, nobleza y un grado mínimo de sabiduría, para iniciar las relaciones que culminen en una auténtica amistad, sincera y leal. La amistad no es otra cosa que un común sentir de las cosas humanas con amor, benevolencia, tolerancia y comprensión. Qué cosa más dulce tener con quien platicar sin reservas, como si uno hablase consigo mismo. ¡Cuán difícil sería sobrellevar las adversidades sin el amigo que las siente aún más que nosotros mismos! En la amistad nada es fingido ni disimulado, cuanto hay en ella es verdadero y sincero. No nos alejemos de la amistad, busquémosla, ella produce satisfacciones y felicidad. Evidentemente, cuanto llevo escrito es una interpretación conceptual de cuanto considero que significa el maravilloso respeto a todos los demás. Yo valoro profundamente algo que es indispensable para el futuro de la humanidad. Pero, ¿responde a la realidad? ¿Intentamos tener amigos? ¿Cultivamos este sentimiento en nuestras relaciones humanas? Honradamente, si generalizo en el tema, la respuesta es no. Pero precisamente por esta razón negativa que he expuesto escribo este artículo. Mis principios socialistas humanitarios me impulsan a invitar a todos a que reflexionen sobre la importancia de lo que significa tener amigos. Los pueblos que no cultivan la amistad corren el peligro de caer en un materialismo frívolo y deshumanizado, carente de sentimientos solidarios. Todos queremos un mundo mejor. Hagamos amigos y se habrá sembrado la mejor semilla para conseguir el fruto deseado. Es difícil hoy, pero debemos intentarlo.